Johan Cruyff, un militante de la causa catalanista

Johan Cruyff, primero jugador del FC Barcelona (1973-1978) y entrenador del equipo azulgrana después (1988-1996), fallecido el jueves víctima de un cáncer de pulmón, era holandés por nacimiento pero catalán por adopción, hasta el punto de convertirse en un símbolo para la causa catalanista.

"No se puede evitar la política, por eso tengo que entrar un poco", contó la leyenda del fútbol en el documental "El último partido", emitido en 2013 y dedicado a su huella en Cataluña, una región que subraya su singularidad con respecto al resto de España.

A su llegada al Barça, Cruyff contó que se dio cuenta "muy rápido de lo que ocurría" en su nueva casa.

"Por eso decidió con Danny (su esposa) que su hijo se llamara Jordi (Jorge en catalán)", afirmó este viernes Artur Mas, expresidente de Cataluña y dirigente independentista, al diario Sport.

Jordi, hoy director deportivo del Maccabi de Tel Aviv y que llegó a jugar en el primer equipo del Barça a las órdenes de su padre, nació en Ámsterdam, donde su inscripción no presentó problemas, pero en 1974, todavía con la dictadura de Franco, no se permitía poner nombres catalanes.

Johan Cruyff se enfrentó a los funcionarios españoles que insistían en inscribir a su hijo con el nombre de "Jorge".

Para conseguir su objetivo, cuenta también en el diario Sport su amigo Joan Laporta, expresidente del Barcelona, hizo uno de sus célebres regates: "Pues ponedle Johan Jordi".

Esa resistencia a las normas de la dictadura es repetida a menudo como ejemplo de su compromiso catalanista.

Cuando Cruyff supo que la policía franquista había detenido a 113 miembros de la oposición catalana a la dictadura, entre ellos al editor Xavier Folch, uno de sus amigos, el entonces futbolista de 26 años envió una fotografía a prisión, con un mensaje de apoyo: "Para Xavier, esperando que pronto pueda ver al Barça".

Cruyff admite en el documental "El último partido" que tuvo ese gesto consciente de que "era holandés y muy conocido". "Nadie me podía tocar", recordó.

Llego a Cataluña ya siendo una estrella por su paso por el Ajax de Ámsterdam y la selección Oranje.

"Cruyff empieza a ver que en Barcelona hay una lengua distinta, una forma de ser distinta. Eso va impregnando su personalidad", explicó a la AFP Ramón Miravitllas, autor del libro "La función política del Barça".

Cuando fichó por el Barcelona, el equipo era penúltimo de la Liga española, pero sirvió como revulsivo perfecto: con 17 victorias -entre ellas un 5 a 0 en el campo del Real Madrid- y 5 empates, el equipo catalán terminó como campeón de España.

"En el momento en que éramos campeones, todo el mundo en lugar de felicitarme me daba las gracias. En ese momento no lo entendí, pero al cabo de uno o dos años empecé a entender que no era sólo ganar una Liga, era muchísimo más", afirmó el tres veces ganador del Balón de Oro.

Su amigo y periodista Jordi Finestres subrayó en declaraciones a la AFP ese catalanismo de Cruyff.

"Decía que era holandés, pero que su mentalidad le hacía sentirse identificado con la gente, la cultura y las costumbres de Cataluña", afirma.

Cruyff se pronunció además recientemente a favor de que los catalanes pudieran pronunciarse en un referéndum sobre su futuro y una eventual independencia, una posibilidad que Madrid rechaza.

"Cataluña debe decidir por si misma", dijo sin ambigüedades, apoyando la celebración de esa consulta.

Como entrenador, Cruyff dirigió al Ajax antes de fichar por el Barcelona, repitiendo el camino que había realizado como jugador.

Fue entrenador del Barça de 1988 a 1996, construyendo el legendario 'Dream Team' que dio al club la ansiada primera Copa de Europa -actual Liga de Campeones-, en 1992 con un gol de falta directa de otro holandés, Ronald Koeman, en el viejo Wembley de Londres.

De 2009 a 2013 fue seleccionador de Cataluña, un equipo que no está reconocido ni por la FIFA ni por la UEFA, por lo que sólo puede disputar partidos amistosos.

"Es un orgullo", dijo sobre ese puesto en el banquillo del combinado catalán.

"Tú no juegas un partido, juegas un partido en el que todo el mundo es de Cataluña. El partido es lo de menos. La gente viene con ilusión, con banderas. No les puedes defraudar", relató.

El viernes, las banderas catalanas y del Barça estaban a media asta en señal de luto en el Camp Nou, donde se podía leer "Gracias, Johan" en una gran pancarta.

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