John Akii-Bua, el héroe olímpico que terminó huyendo de Idi Amin

En medio de los tormentos de la historia de Uganda, John Akii-Bua tuvo tiempo para mostrar su talento natural y convertirse en campeón olímpico de los 400 metros vallas en Múnich-1972, antes de acabar huyendo de la locura sanguinaria del tirano Idi Amin Dada.

Miembro de la etnia de los Langi, Akii-Bua nació en 1949 en el norte de Uganda. Su padre, un jefe de distrito, tenía ocho mujeres y 43 hijos.

A la muerte de su padre en 1964, dos años después de la independencia de este antiguo protectorado británico, tuvo que dejar el colegio para ayudar a su familia. Se instaló en un barrio pobre de Kampala y trabajó en un bar.

Sus aptitudes físicas le llevaron a ser contratado por la policía, que fue su trampolín hacia el atletismo. En 1968, sin embargo, no consiguió clasificarse para los 110 metros vallas de los Juegos de México.

El entrenador inglés Malcolm Arnold le convenció entonces para que pasara a los 400 metros vallas. El año 1972 era únicamente el de su segunda temporada realmente en serio en la exigente distancia.

Técnicamente se sentía algo frustrado, pero se apoyaba siempre en su gran capacidad de trabajo para progresar.

Sin fortuna, tuvo que correr en el pasillo número 1 en la final olímpica, pero eso no le impidió lograr una carrera perfecta. Relegó a casi 10 metros al defensor del título, David Hemery, y mejoró en 3 décimas de segundo (47.82) el récord del mundo del inglés.

Ese día en la ciudad bávara se convirtió en el primer hombre en bajar de los 48 segundos y en el primer africano campeón olímpico en una distancia inferior a 800 metros. Su récord se mantuvo en pie hasta julio de 1976 y la eclosión del estadounidense Edwin Moses (47.63).

Akii-Bua fue recibido como un héroe en Uganda, donde Idi Amin Dada, exjefe del Estado mayor del ejército, había tomado el poder en 1971, deponiendo a Milton Obote.

Idi Amin no tardó en organizar las masacres de los Langi y los Acholi, las dos etnias que los británicos habían favorecido en la policía y el ejército.

Akii-Bua perdió muchos amigos y a tres de sus hermanos en la represión. Idi Amin, mientras, le exhibió en la televisión para hacer olvidar su masacre contra los Langi y sólo la fama y la notoriedad le mantuvo con vida.

En 1976, varios países africanos, entre ellos Uganda, boicotearon los Juegos Olímpicos de Montreal. Akii-Bua quedó profundamente afectado y perdió la motivación, lo que le llevó a beber y fumar.

"No podía ir al exilio. Uganda era de hecho una prisión", escribió después en sus memorias.

En 1978, Idi Amin atacó Tanzania, donde estaba refugiado Obote. Akii-Bua temió entonces por el fin de su protección.

El 2 de abril de 1979, huyó a Kenia con su mujer y sus tres hijos. Agotada por la marcha, su esposa embarazada se puso de parto una semana más tarde, tres meses antes de tiempo. El bebé vivió apenas 24 horas y la pareja no tenía ni siquiera dinero para enterrarlo.

Estuvo semanas en un campo de refugiados, hasta que un equipo de periodistas extranjeros lo encontró por casualidad. Armin Dassler, gerente de Puma, vio el reportaje y consiguió para él asilo en la República Federal Alemana (RFA).

Akii-Bua representó a Uganda en los Juegos Olímpicos de Moscú-1980, pero ya no era ni la sombra de lo que había sido ocho años antes en Múnich. En 1983 regresó a Uganda. Amin había sido depuesto cuatro años antes, pero el país seguía sumido en el caos.

Despreciado en la policía, esa vuelta a casa no fue nada fácil. Tuvo incluso que esperar a 1992 para que el deporte ugandés comenzara a recurrir a él como campeón del pasado y en 1997 murió, dos años después de su esposa.

En Londres-2012, 40 años después, Stephen Kiprotich ganó en el maratón la segunda medalla olímpica de oro de la historia del deporte ugandés.

"Fue un gran honor para mí que me compararan con él", recuerda Kiprotich sobre la figura del gran Akii-Bua.

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