Martino no pudo con sus fantasmas y los de Argentina

Las maldiciones parecen eternas para Gerardo Martino, que perdió este domingo su tercera final consecutiva en una Copa América y no logró poner fin a la serie negra de 23 años sin títulos para la selección argentina.

Con la nueva derrota 4-2 por penales frente a la Roja en la definición de la edición Centenario del torneo continental disputada en Estados Unidos, el 'Tata' sufre a los 53 años un duro golpe del que le costará recuperarse.

Además de las finales de Copa América perdidas con Paraguay en 2011 y su Argentina natal en 2015, Martino cargaba además con la frustración albiceleste del Mundial de Brasil-2014, cuando su antecesor Alejandro Sabella ocupaba el banquillo.

La sequía de 23 años desde el sudamericano de Ecuador-1993 continuará al menos hasta la Copa del Mundo de Rusia-2018.

Desde aquel título logrado con Alfio Basile, han desfilado sin éxito antes que él sus compatriotas Daniel Passarella, Marcelo Bielsa, José Pekerman, nuevamente Basile, Diego Maradona, Sergio Batista y Sabella.

Entrenador que siempre ha defendido el buen juego más allá del resultado, admitió antes del choque en el MetLife Stadium de East Rutherford (Nueva Jersey, este) que por una vez estaba dispuesto a dejar de lado sus principios para ganar.

"Sí, probablemente. No por mí, sino por ellos. Vale la pena que lo logren y dejar el cómo un poco al costado", sentenció serio ante la prensa, consciente de que ya no había margen para más derrotas.

Oriundo de Rosario, la futbolera ciudad 300 kilómetros al norte de Buenos Aires cuna de Messi, Martino, de 53 años, pertenece a la escuela de Bielsa, a quien tuvo como entrenador en su club Newell's Old Boys.

Exquisito volante ofensivo, ganó tres títulos argentinos con los 'leprosos' entre 1987 y 1992, los dos últimos bajo la dirección técnica de su mentor.

Jugó en la selección argentina, pero su época coincidió con la del mejor Diego Maradona y nunca estuvo en un Mundial. También pasó brevemente por el fútbol español en el Tenerife, el ecuatoriano (Barcelona) y el chileno (O'Higgins).

Se inició como técnico en 1998 dirigiendo equipos argentinos y paraguayos. En 2007 asumió con la selección guaraní, con la que se ganó el respeto del ambiente futbolístico.

Bajo su mando, Paraguay alcanzó por primera vez en su historia los cuartos de final de un Mundial en Sudáfrica-2010, donde cayó 1-0 ante España, a la postre campeona.

Al año siguiente, en la Copa América de Argentina-2011, la selección albirroja llegó a la final contra Uruguay, que la venció 3-0 sin atenuantes.

Como siempre se vuelve al barrio, Martino se hizo cargo luego de la dirección técnica de su querido Newell's, consagrándose campeón argentino en 2013 con un vistoso fútbol, marca de la casa.

La vidriera de su club, en cuyas inferiores se inició Messi, le abrió las puertas para dirigir al Barcelona en la temporada 2013/2014, donde peleó todo hasta el final pero falló en los momentos clave y se quedó sin nada.

Cuando Sabella renunció a la selección argentina tras el Mundial de Brasil, asumió en el cargo imprimiendo su sello lentamente aunque sin hacer una revolución.

Fiel a su carácter de hombre tranquilo y poco adepto a las declaraciones estridentes, ha convivido en silencio con una dirigencia del fútbol argentino inmensa en una grave crisis y duramente criticada por el astro Messi en esta copa.

Había quedado muy golpeado por las críticas tras la definición por penales perdida en Santiago de Chile en 2015 y decía que solo sería juzgado por el resultado final en Estados Unidos, que no lo acompañó.

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