"Spa es uno de mis circuitos favoritos pero nunca he acabado una carrera allí. La carrera de 2016 fue incluso más frustrante que la de 2015 porque hice una de las mejores vueltas de mi vida pero sufrí un pinchazo en plena recta. Mucha mala suerte. Recuerdo estar muy motivado y de repente todo lo bueno de la primera vuelta desapareció. Acabé molesto. A la tercera va la vencida, dicen", señaló en declaraciones facilitadas por el equipo.
En este sentido, añadió que le gusta correr en Spa por tener "un poco de todo". "Tiene rectas muy largas donde se puede adelantar bien, pero también curvas bonitas, en el sector 2 en particular. Es complicado encontrar un buen balance para el coche y el 'set up' entre las rectas y el sector 2, pero disfruto con el reto", aseguró.
"Hay una curva que quizá no es tan famosa como las otras, pero que me gusta mucho y es una de las más complicadas. Cuando dices Spa, todos piensan en Eau Rouge, pero de hecho una de las curvas más difíciles en el mundo es Pouhon, llegamos a casi 260 kilómetros por hora, en séptima marcha, y siempre hay que tenerla en cuenta", manifestó el piloto español.
Por otro lado, recordó que el año pasado sufrieron "mucha calor", más que en España. "Fue un fin de semana especial, difícil dormir por el calor. Estábamos en Bélgica pero parecía que estuviéramos en cualquier sitio de España, disfrutando del verano", comentó.
"De camino al circuito pasamos por varios bares y restaurantes donde siempre ves a gente disfrutando de mejillones, patatas fritas o gofres... Hace que te quieras unir a ellos, pero durante el fin de semana de carrera nunca puedo hacerlo. Quizá este año pueda intentarlo e irme y comer allí", se sinceró Sainz.
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