A miles de kilómetros de la guerra, 21 jóvenes sirios luchan con el balón

  • En medio de una cruenta guerra que desde hace cuatro años golpea a Siria, 21 jóvenes lograron una milagrosa clasificación al Mundial Sub-17 de fútbol que los trasladó miles de kilómetros hasta Chile, adonde sueñan con un triunfo que dé alegría a su pueblo.

Luego de varias horas de vuelo y esperas en aeropuertos, el grupo de 21 jugadores llegó hasta la localidad de Puerto Montt, una de las subsedes del Mundial, ubicada a 1.046 km al sur de Santiago y donde el grupo de chicos sirios entre 15 y 16 años han sido recibidos con muestras de afecto y cariño tras superar la violencia y lograr clasificar por segunda vez a un Mundial Sub-17.

Fuera de todo pronóstico, obtuvieron uno de los cuatro cupos que otorgaba el torneo clasificatorio asiático de la categoría que disputaron a principios de año, dándole una alegría a sus familias y amigos duramente golpeados por la crisis humanitaria que Siria sufre por la guerra.

"Dejamos a nuestras familias y tratamos de no pensar en el horror de la guerra para poder concentrarnos en venir aquí a tratar de ganarle a todos. Estamos felices de poder salir un poco de lo que ocurre en Siria y poder venir a competir a este Mundial", dijo a la AFP el delantero Abd Abarakat tras participar de un evento organizado el sábado por las autoridades de Puerto Montt.

El conflicto en Siria ha dejado unos 11 millones de desplazados y más de 250.000 muertos, según datos de la ONU.

La presencia del plantel representante de Asia movió a medio centenar de descendientes de sirios que viven cerca de Puerto Montt, quienes entre abrazos recibieron a estos tímidos adolescentes en el aeropuerto de la ciudad el viernes, donde cantaron el himno sirio hasta las lágrimas.

De ahí en más, no han pasado desapercibidos en esta localidad de más de 220.000 habitantes que será su hogar al menos durante la primera fase del torneo en la que debutarán el lunes ante Paraguay, por el Grupo F, que también conforman Francia y Nueva Zelanda.

"Estamos muy felices en Puerto Montt. Sentimos que si tocamos cualquier puerta, nos van a recibir bien", declaró a la AFP Khaled Al Saho, jefe de la delegación Siria.

La preparación del plantel sirio siempre estuvo bajo la sombra del miedo de que en cualquier momento una bomba acabara con sus sueños, ya que la ciudad en la que practicaban estaba cerca del conflicto.

"A pesar de las dificultades en mi país, entrenamos mucho", afirmó Abarakat.

La policía de Puerto Montt realizó un fuerte operativo de seguridad para trasladar al equipo árabe con el fin de evitarle sobresaltos y que pueda entrenar tranquilamente durante esta jornada.

Pero bastó el ruido de los aviones que pasaron en ese instante para ver el temor en los rostros de los chicos, que instintivamente miraban a su alrededor como buscando donde refugiarse.

"Ellos al menor ruido inesperado se asustan. Pero les estamos dando la máxima tranquilidad de que pueden estar bien en Puerto Montt", declaró Gervoy Paredes, alcalde de Puerto Montt, quien presenció el hecho.

Debido a esto, el lugar de entrenamiento de Siria fue trasladado a otra cancha, lejos de las rutas áreas de Puerto Montt.

Además de la violencia que sufren en su día a día, estos chicos han recibido dos golpes directos durante la etapa de clasificación y antes de viajar a Chile.

Antes de iniciarse el torneo asiático en el que clasificaron para este Mundial, el joven seleccionado de 16 años Tarek Ghrair murió por el impacto de un misil en la ciudad siria de Homs, lo que provocó un enorme desconsuelo entre sus compañeros, pero principalmente en el capitán y estrella de este plantel, Mohammed Jaddou.

"Lloré durante dos días, pero me prometí hacer lo imposible por ganar", dijo Jaddou en una entrevista antes de esas clasificatorias en las que marcó cuatro goles que sirvieron para lograr el boleto mundialista.

Sin embargo Jaddou, cansado de entrenar en medio del peligro de las bombas que caían cerca de donde practicaban, decidió dejar la selección, su país y buscar un mejor futuro futbolístico en Europa.

Tras una travesía marítima en un bote con otro centenar de personas, logró llegar a Italia y luego a Alemania junto a su padre, donde espera lograr su sueño de convertirse en una estrella del fútbol. Pero a la vez lamenta que escapar de la guerra le haya privado de jugar junto a sus compañeros en Chile.

"Dios lo ha escrito y es mi destino", dijo Jaddou.

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