Alejandro Sabella, el hombre que transformó la Argentina de Messi en un equipo de autor

    • Angeleri, defensa del Málaga que jugó a sus órdenes en Estudiantes, y Russo, excompañero suyo, definen al seleccionador de Argentina como un hombre culto, tranquilo y que habla poco pero sabe llegar al corazón.

"Vamos a darlo todo, como lo hemos hecho siempre, para que Argentina sea campeón otra vez. Los valores serán la humildad, el sacrificio, el trabajo, el dar antes que recibir y el perdonar antes que exigir". Campeón o no, Alejandro Sabella (Buenos Aires, 1954) se marchará después de la final de esta noche. Se irá con un lugar en la historia del fútbol argentino, en la que ya está como el cuarto seleccionador en llevar a la albiceleste a la final de la Copa del Mundo junto a Tramutola en 1930, Menotti en el 78 y Bilardo en el 86 y en el 90. 'El Pachorra' ha conseguido hacer de una Argentina que venía con los cuatro magníficos (Messi, Agüero, Di María e Higuain) un equipo de autor, aguerrido y en el que la estrella es Mascherano. "Es un técnico ganador", resume Marcos Angeleri, defensa del Málaga que estuvo a las órdenes de Sabella en Estudiantes de La Plata, donde fueron campeones de Sudamérica. "Armó un buen plantel y le sacó el máximo rédito. Siempre encuentra lo mejor de cada equipo y las experiencias que ha tenido le han ido bien".

Todo lo que es Sabella gira en torno a Estudiantes, un club singular que alcanzó la preponderancia planetaria bajo la dirección de Osvaldo Zubeldía en la década de los sesenta, tocando el techo con la consecución de la Copa Intercontinental en 1968 en un equipo liderado en el campo por Juan Ramón 'La Bruja' Verón. "Estudiantes tiene una ideología y una mística basada en el sacrificio, entender las oportunidades que se le presentan a un equipo y un jugador", explica Angeleri, que jugó en la primera del 'Pincharrata' entre 2002 y 2010. Allí, tras no poder asentarse en River Plate y pasar por el fútbol inglés, vivió su mejor etapa como jugador Sabella, a las órdenes de Bilardo. "Era muy buen jugador, con mucha calidad técnica y muy habilidoso. Jugaba mucho y bien, siempre para el equipo", le define Miguel Ángel Russo, compañero suyo de equipo y que ahora entrena a Rosario Central.

'El Pachorra' es un tipo tranquilo y con un carácter ecléctico, quizás fruto de sus inquietudes y los viajes que le han llevado por Inglaterra, México o Brasil. "Es muy inteligente", apunta Russo. "Es un hombre con mucha cultura, un gran lector con el que se puede conversar sobre cualquier cosa de política o historia. Y habla perfectamente el inglés". Terminada su carrera en 1989, comenzó a trabajar como entrenador, aunque en segundo plano, como asistente de Daniel Pasarella. "Yo creo que él la decisión de ser primer entrenador la toma como a los cincuenta años", apunta con un punto de sorpresa Russo. Aunque ya en sus tiempos de jugador mostraba un sentido táctico y un conocimiento del juego por encima de la media, su excompañero no recuerda a Sabella hablando de su idea de convertirse en Director Técnico, como dicen en Sudamérica.

Durante casi dos décadas, vivió a la sombra de Pasarella en la selección argentina (en el Mundial 1998), la de Uruguay, el Monterrey, Corinthians o River Plate, antes de asumir el puesto de primer entrenador de Estudiantes de La Plata en 2009, cuando contaba 54 años. Su perfil como jefe, que le ha servido para generar el ecosistema en el que mejor se ha encontrado Messi con su país, siempre ha sido el de una persona que sabe a la perfección que su éxito depende del de sus hombres. "Trata de mantener buen feedback entre jugador y técnico", cuenta Angeleri. "Le gusta conversar con los jugadores y establecer un vínculo de confianza, pero siempre manteniendo la distancia que debe haber en un jugador y un entrenador". Así lo define Leandro Desábato, una leyenda de Estudiantes de La Plata, en el extracto de un libro: "Cuando falleció su papá, decidió volver para estar con nosotros. Cuando dio la charla técnica llorábamos todos porque sabíamos el dolor que estaba atravesando. Entonces, ¿qué tenés que hacer por un tipo así? Tenés que entrar y dejar la vida".

Frente a una Alemania que llega tras destrozar a Brasil, Argentina se presenta en la final siendo lo contrario de lo que se le presuponía. Un armazón defensivo, un conjunto de pretorianos abnegados en el que la brillantez no abunda. Sólo ha encajado tres goles en toda la Copa y le ha bastado con anotar dos para avanzar desde los octavos hacia la final, donde culmina el sueño de la Albiceleste. En Maracaná espera cruzar el pórtico del olimpo Messi. La dirige Alejandro Sabella, quien estuvo a dos minutos de vencer en la final del Mundial de clubes al mejor Barcelona de Guardiola. "A la hora de conversar o dar una charla antes de un partido grande, siempre sabe encontrar las palabras. Te llega con su discurso y eso es importante. En estos partidos es algo clave", recuerda Angeleri. "Habla poco y bien y sabe llegar a la gente", remata Russo. "Los objetivos serán entregarlo todo por el compañero, por la camiseta argentina, por el fútbol", aventuró ayer en la rueda de prensa 'El Pachorra'.

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