Alemanes celebran en Copacabana la goleada a Brasil y el pase a la final

  • La contundente victoria de Alemania ante Brasil por 1 a 7 y el consiguiente pase a la final de los teutones desataron hoy la euforia entre los casi 300 aficionados germanos que se dieron cita en la playa de Copacabana para disfrutar del encuentro.

África Albalá Soria

Río de Janeiro, 8 jul.- La contundente victoria de Alemania ante Brasil por 1 a 7 y el consiguiente pase a la final de los teutones desataron hoy la euforia entre los casi 300 aficionados germanos que se dieron cita en la playa de Copacabana para disfrutar del encuentro.

Pertrechados con camisetas de su selección y banderas de su país, los alemanes esperaban nerviosos en un chiringuito de la famosa playa carioca que diera comienzo la primera semifinal del Mundial, ante un Brasil que había desplegado su mejor fútbol en su partido anterior contra Costa Rica.

Con la incertidumbre de si la "canarinha" acusaría las ausencias de Neymar y Thiago Silva, la tensión reinaba entre los aficionados germanos antes del arranque del choque.

Así, con la duda de cuál sería el rendimiento de los de Luiz Felipe Scolari reflejada en los rostros, los centroeuropeos trataban de infundirse ánimos al ritmo de "Olé Super Deutschland" y despachando cervezas.

La inquietud de los alemanes duró poco. Tan solo once minutos después del pitido inicial, Thomas Muller iba a conseguir con su gol que los aficionados congregados se tranquilizasen y que se desatase la alegría en el local.

La euforia fue mayúscula. Ni un cuarto de hora había necesitado la "Mannschaft" para hacerle un tanto a la pentacampeona y anfitriona, y poner así medio pie en la final del próximo domingo.

Apenas 12 minutos después, cuando la "Verdeamarela" trataba de recomponerse, Miroslav Klose logró batir de nuevo a Julio César y el entusiasmo se apoderó de los germanos reunidos en la playa.

El chiringuito en pleno puesto en pie coreaba el nombre del futbolista de la Lazio, que había marcado el 2-0 y hacía creer aún más a los alemanes en la posibilidad de una final mundialista.

Además, el delantero conseguía con esta diana aumentar su leyenda al convertirse en el primer jugador en conseguir 16 tantos en las fases finales de un Mundial, superando a Ronaldo, uno de los ídolos brasileños.

Cuando Brasil todavía no se había recuperado del segundo gol y los hinchas teutones aún lo festejaban, llegó el tercero, solo un minuto después del anterior.

Mientras Toni Kross remataba con la zurda un balón que cruzaba el área, los seguidores de la "Mannschaft" no podían creer lo que estaban viendo. La situación era idílica.

Sin embargo, los alemanes solo iban a tener que esperar un par de minutos para contemplar cómo Kroos enviaba por segunda vez el balón al fondo de la portería. La euforia inicial que se había apoderado de los aficionados daba paso a la incredulidad más absoluta.

Ninguno de los hinchas allí reunidos habría soñado un comienzo de partido mejor. Pero el asedio alemán no iba a terminar ahí. Era el turno de Khedira, que con su tanto ponía el 0-5 en el marcador.

En menos de media hora, los de Joachim Low habían conseguido marcarle una "manita" a los brasileños y rubricaban, de forma casi definitiva, su presencia en la final.

Los alemanes se fueron al descanso pletóricos y con los ánimos por las nubes, y no dudaban en celebrar el resultado como si se tratara del final del partido.

Tras la reanudación, el ambiente en el chiringuito teutón era mucho más relajado que al comienzo de la primera parte y no paraban de entonar cánticos populares en apoyo a su selección.

Los germanos corearon eufóricos el nombre de su portero en cada una de sus intervenciones para atajar los disparos brasileños, así como el de Miroslav Klose en el momento de su sustitución, a modo de reconocimiento.

Sin embargo, el espectáculo de los de Low no había acabado. Schurrle, que había entrado en la segunda parte, no quería perderse la fiesta alemana e hizo dos tantos más. La alegría era ya incontenible.

Los germanos eran conscientes de que no solo habían logrado el pase a la final, sino que habían infligido a Brasil su peor derrota en toda la historia.

Ni siquiera el tanto de descuento de Oscar, que maquilló el resultado a favor de los brasileños, logró empañar la fiesta de los europeos, que ya se ven vencedores del que sería su cuarto título mundial.

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