Apoyo popular y unanimidad institucional, bazas para sustentar un proyecto

  • El apoyo ciudadano a la organización de unos Juegos Olímpicos y el respaldo generalizado, cuando no unánime, de las instituciones, son dos bazas que cuentan en el haber de una candidatura.

Madrid, 13 jul.- El apoyo ciudadano a la organización de unos Juegos Olímpicos y el respaldo generalizado, cuando no unánime, de las instituciones, son dos bazas que cuentan en el haber de una candidatura.

Madrid, que hoy ha anunciado formalmente que optará a los Juegos de 2020, puede alardear de haber tenido hasta ahora ambos factores, aunque no hayan sido decisivos en ocasiones anteriores para dar a la capital española la organización.

Hace dos años, cuando la capital llegó a la ronda final con Río de Janeiro para albergar la competición de 2016, el apoyo popular al proyecto era del noventa por ciento en toda la Comunidad de Madrid y del 89,4 por ciento en la ciudad. Otro factor relevante es el político, que el proyecto cuente con el respaldo general de todas las instituciones y sin fisuras.

Hoy, junto al alcalde, los portavoces municipales popular y socialista, Manuel Cobo y Jaime Lissavetzky, respectivamente, hablaron de la decisión "responsable" de sus grupos al respaldar el proyecto.

"El grupo popular y el socialista somos más del 80 por ciento del pleno del ayuntamiento. Nos gustaría sumar más voluntades y llegar al máximo de consenso posible", dijo Cobo en alusión a Iquierda Unida y Unión Progreso y Democracia, que trasladarán a sus organizaciones el contenido de la propuesta que se presentará en el pleno del día 20 para tomar una decisión.

El alcalde también invitó a ambos grupos a que se sumen a un proyecto, "que es el que merece Madrid y que traerá éxitos para Madrid y para España".

En los anteriores intentos de Madrid todos los grupos municipales secundaron la candidatura, en la que el alcalde y su equipo implicó también al resto de instituciones.

Los Gobiernos socialistas respaldaron al ayuntamiento madrileño, del PP, en los procesos previos a las citas de Singapur (2005) y Copenhague (2009), donde los miembros del COI atribuyeron los Juegos de 2012 a Londres y de 2016 a Río.

La implicación en el proyecto llegó incluso hasta la Casa Real y doña Sofía en Singapur y don Juan Carlos en la capital danesa formaron parte de la delegación que presentó los detalles del proyecto a los integrantes del COI.

Más importante que lo que se hace en público son las iniciativas que se desarrollan en privado, especialmente en vísperas de la elección, en los que los hoteles donde se alojan los miembros del COI se llenan de actividad.

Un buen ejemplo fue la reunión de Copenhague, en octubre de 2009, donde se congregaron el presidente de EEUU, Barack Obama; el brasileño Lula da Silva; el rey Juan Carlos y el presidente José Luis Rodríguez Zapatero y el primer ministro japonés, Yukio Hatoyama, en apoyo de las opciones de Chicago, Río, Madrid y Tokio.

En los anales del movimiento olímpico queda el trajín diplomático que el entonces primer ministro británico Tony Blair desarrolló en Singapur cuatro años antes y que pareció decisivo para que Londres se impusiera a la favorita, París.

Con todo, apoyo popular y político son básicos en el soporte de una candidatura olímpica, pero siempre quedan elementos de sorpresa al arbitrio del centenar de integrantes de la familia del Comité Olímpico Internacional.

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