Argentina lo tuvo a su merced pero Brasil luchó y le empató 1-1 camino al Mundial

  • Argentina tuvo a Brasil contra las cuerdas el viernes pero debió conformarse con un empate 1-1, en un intenso superclásico sudamericano, jugado sin dar ni pedir cuartel en Buenos Aires, por la clasificatoria al Mundial de Rusia-2018.

Ante 50.000 almas en el estadio Monumental, por la tercera fecha, Ezequiel Lavezzi fue a los 34 minutos quien puso adelante en el tanteador a los argentinos con un tiro cercano a la portería, y Lucas Lima igualó para los brasileños a los 59.

En la ceremonia previa, después de los himnos, hubo un minuto de silencio en homenaje a las decenas de víctimas este viernes en París en ataques terroristas simultáneos.

Sobre la hora fue expulsado el defensa brasileño David Luiz por dos fuertes infracciones consecutivas. Los argentinos dominaron pero sin la puntería para definir ante un rival que le dio dura batalla.

Relegados ambos en la tabla de posiciones, Brasil lleva cosechadas una victoria, un empate y una derrota, en tanto Argentina lleva una derrota y dos empates.

En los albicelestes no pudieron jugar por lesiones ni Lionel Messi, ni Sergio Agüero ni Carlos Tevez. Sin brillar, Neymar volvió con la auriverde tras superar una suspensión por ser expulsado en la Copa América de Chile-2015

Los argentinos se medirán con Colombia en Barranquilla y los brasileños recibirán a Perú, ambos el martes próximo.

El gol albiceleste fue una pieza clásica del fútbol de todos los tiempos. El valor de hacer sencillo lo complejo en el ataque. Cumplir con el viejo axioma de que "centro atrás al corazón del área es medio gol".

La génesis fue un arranque del lateral Facundo Roncaglia. Una de las tantas que lanzó el lateral que se tomaba revancha de malos rendimientos. El elástico Ángel Di María, con la camiseta diez de los ausentes Lionel Messi o Sergio Agúero, abrió espacios con amagues. Le puso un pase de billar a Gonzalo Higuaín, una estocada a espaldas de los defensores.

'Pipita' la dominó, miró y puso el centro perpendicular, milimétrico, rasante, doloroso para cualquier arquero, al botín derecho de Lavezzi quien venía a la carrera y pisaba la raya del área chica. Su derechazo fue a quemarropa.

La anotación le ponía una frutilla a una tendencia dominante del juego. Un Dunga de pura cepa era Brasil con un esquema cerrado, duro, riguroso, aguerrido.

En Argentina se jugaban la vida en cada bloqueo Nicolás Otamendi, Ramiro Funes Mori y Lucas Biglia. En Brasil le ponían pasión y fuego a sus acciones Filipe Luiz, David Luiz, Elías y Gustavo. Pero Ricardo Oliveira lucía demasiado solo como artillero francotirador y Neymar no encendía la chispa de su talento.

Willian quedaba forzado a lanzar sólo pelotazos de larga distancia. Lucas Lima tampoco encontraba un socio. Era más desequilibrante Di María, pese al apagón creativo de Ever Banega.

Pero Argentina mostraba atolondramiento. Intenta correr más rápido que el balón. Al poner la quinta marcha de velocidad, choca, se descontrola y se le oscurece la jugada de ataque. Los centros sin destino fijo terminaban en las tenazas del arquero Allison.

La desventaja sacó a Brasil del letargo. Salió de su esquema rígido y se adelantó en el campo. El DT argentino Gerardo 'Tata' Martino gritaba por primera vez, desaforado, desde su 'corralito' cerca del banco, para dar instrucciones de orden y control.

Cuando parecía que los auriverdes desmontaban su planteo de juego pausado para enfriar, Banega los puso al borde del abismo con una escapada que terminó con un zurdazo en el poste derecho.

Lucas Lima y Daniel Alves tomaron el estandarte. A veces tropezaba con otro gladiador, Javier Mascherano. Brasil amenazaba cuando Neymar metía algún zapatazo.

Dunga dejó de especular y mandó a la cancha a Douglas Costa. Fue oportuno. Ahora era Argentina la que levantaba el pie del acelerador del vértigo. Fue Douglas quien rompió la inercia. Metió un cabezazo en el travesaño y en el rebote la mandó al fondo del arco Lucas Lima. La jugada se había engendrado en un exquisito cambio de frente de Neymar.

El empate aplacó el ritmo del juego. Argentina asedió en vano la ciudadela de Allison. Martino buscó oxigenar el manejo en tres cuartos de cancha con Nicolás Gaitán y Erik Lamela. Al menos, su gente los despidió con aplausos.

dm/ol

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