El Celtic Park de Glasgow va ser una olla a presión en el Celtic - Atlético. Por un lado, los dos equipos se juegan mucho en este encuentro. Unos, los escoceses, mantener intactas sus aspiraciones de clasificarse a los dieciseisavos de final de la Europa League; los otros, los madrileños, el conseguir el billete para esa ronda de forma matemática y, además, casi garantizar el primer puesto del grupo I.
Acabar esta fase de la competición como líder de grupo tiene un importante premio de cara a los dieciseisavos de final. Permite evitar a los restantes primeros de grupo, los mejores equipos del torneo. En estos momentos, los rojiblancos evitarían a PSV Eindhoven, Sporting de Portugal o Stoke City, entre otros, equipos que marchan primeros a falta de dos jornadas para el final.
Pero, además, en la siguiente ronda también entrarán en el sorteo los ocho equipos que acaben terceros en su grupo de la Champions, y los cuatro mejores serán también cabezas de serie. En la presente temporada, la Europa League podría ser reforzada por equipos del calibre del Manchester City, líder de la Premier, el Nápoles, el Porto, el Olympique de Lyon, el Valencia, el Chelsea… Todos se jugarán sus opciones en la última jornada, y los que caigan eliminados llegarán rebotados al segundo torneo de clubes, la Liga Europa. Evitar a los cocos de la Champions será clave para no sufrir en febrero en dieciseisavos.
El partido también va a ser caliente porque en Escocia no olvidan la conocida como "la batalla de Glasgow". El 10 de abril de 1974, el Atlético dio un pase de gigante para alcanzar la final de la Copa de Europa al arrancar un empate sin goles en el Celtic Park en el partido de ida de semifinales. Los escoceses se quejaron de la dureza del equipo rojiblanco, que acabó con ocho jugadores por la expulsión de Ayala, Panadero Díaz y Quique. En el Vicente Calderón, Gárate y Adelardo marcaron los goles que llevaron a los madrileños a la final.
En la Recopa 1985/86, el Atlético regresó al Celtic Park en la primera eliminatoria del torneo, pero el partido se jugó a puerta cerrada, lo que evitó un presumible ambiente infernal que sí se vivirá en esta ocasión, 37 años y medio después. Los escoceses no lo han olvidado y ya lo demostraron con las declaraciones previas al partido del Calderón, insultantes para su rival. MacNeill, el capitán del Celtic en 1974, fue muy duro: "El Atlético es escoria". La batalla está servida y ganarla tiene doble premio para el Atlético.
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