Sídney (Australia), 22 feb (EFE).- Líderes políticos, religiosos y representantes de los bomberos y la Policía australiana asistieron ayer en Melbourne a un acto de homenaje a las víctimas de los peores incendios sufridos en la historia del país.
El acto tuvo lugar en estadio Rod Laver Arena, sede del Abierto de Australia de Tenis, y giró en torno a una enorme corona de flores, a la que cada participante fue añadiendo flores blancas en recuerdo de los damnificados, entre los que hubo más de 200 muertos.
Se cantaron canciones aborígenes, judías, cristianas y otras más populares, "I am Australian", de Bruce Woodley, un himno que celebra la multiculturalidad y la fuerte relación de los australianos con la tierra en la que viven.
A la ceremonia acudieron, entre otras personalidades, gobernadora general (jefa del Estado), Quentin Bryce, y la princesa Ana de Inglaterra en el puesto de su madre, la reina Isabel II.
El primer ministro australiano, Kevin Rudd, dijo en su discurso que Australia ha sido puesta a prueba, "pero hemos recuperado nuestros de compasión, coraje y fuerza".
Rudd anunció que a partir de ahora, cada 7 de febrero, día en el que comenzaron los devastadores fuegos en el estado de Victoria, será un día de luto y las banderas ondearan a media asta.
Los incendios siguieron a una tremenda ola de calor, con temperaturas por encima de los 45 grados centígrados, y pueblos enteros fueron consumidos por las llamas, que se llevaron por delante miles de casa y más de 455.000 hectáreas de terreno, principalmente bosques.
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