Australia, un gigante que despierta camino al Mundial

  • Dos veces campeón mundial (1991 y 1999) y una finalista (2003), Australia emprendió una carrera contrarreloj para alejar a los demonios que la rodeaban en los últimos años y renacer de la mano de Michael Cheika para meterse otra vez en el pelotón de los serios favoritos al título de la Copa del Mundo de rugby de 2015.

Tras un par de años a la deriva con aquella dolorosa sucesión de Robbie Deans, apartado del puesto de seleccionador poco antes del Rugby Championship 2012 después de una gira maltrecha ante los Lions británicos e irlandeses, y el despido de su sucesor Ewen McKenzie envuelto en un secándolo de alcoba, Cheiko tomó justo a tiempo las riendas de los Wallabies para enderezar la nave con seriedad rumbo a Inglaterra-2015.

"Jugadores y entrenadores que ya ganaron la Copa del Mundo me dieron un excelente consejo: ir partido por partido y es lo que vamos a hacer. Muchos hinchas esperan buenos resultados y nuestro objetivo es hacer que sus esperanzas se hagan realidad", dijo Cheika.

Aquellos años de inconsistencias de los Wallabies eran parte de una situación que afectaba a la Federación, aquejada por problemas financieros y en medio de la lucha para hacerse un hueco entre la pasión por el cricket, rugby XIII o Australian Rules, con estadios con gradas semivacías, el fracaso de sus estrellas Kurtley Beale, James O'Connor o Quade Cooper, y el éxodo de otras estrellas que escucharon los cantos de sirenas de otras ligas más lucrativas como la japonesa o la francesa.

En síntesis, el rugby australiano rozaba el estado de emergencia hasta que en el otoño (boreal) de 2014 Michael Cheika llegó vestido de bombero para apagar ese incendio.

Si bien en el plano estrictamente deportivo el balance es equilibrado con 4 derrotas y 4 victorias desde su entrada en función en noviembre pasado, Cheika restableció el orden en un equipo con talento pero desordenado que vio los frutos de su nueva directiva en el Rugby Championship de julio y agosto pasado, en el que logró tres victorias consecutivas para alzarse con el título de la competición de las potencias del Hemisferio Sur por primera vez desde 2011.

El exentrenador del Leinster inglés y del Stade Français galo supo mezclar su estilo, fundiendo su juego simple, directo y físico al más creativo que propone su ayudante Stephen Larkham, emblemático exapertura con 102 selecciones que se encarga de ajustar la fase ofensiva del equipo.

En enero pasado también cerraron la llegada del expilar argentino Mario Ledesma, ex Puma (56 selecciones) que apuntaló durante todo el Rugby Championship el tradicional punto débil de los Wallabies como el scrum.

Con la espalda contra la pared, la ARU tuvo que cambiar algunas reglas y aplicar una política deportiva más pragmática, suavizado sus reglas de selección para permitir el regreso de dos líderes que se habían marchado al Toulon, el centro Matt Giteau (32 años, 95 selecciones) y el ala Drew Mitchell (31 años, 65 selecciones), al tiempo que blindó con jugosos contratos a sus mejores elementos como el fullback Israel Folau, el tercera línea David Pocock o el segunda línea Will Skelton.

Con este cuadro de reestructuración generalizada, los Wallabies se regalaron el 8 de agosto pasado un gran triunfo ante los All Blacks en Sydney (27-19), que se ha valorado mucho más teniendo en cuenta que ha sido el único en nueve choques frente al rival de toda la vida desde la última Copa del Mundo en 2011.

Una semana más tarde, los All Blacks aplastaron a los Wallabies en Auckland (41-13), para recordarles que les resta camino: con 52% de victorias desde el último Mundial - sus peores números desde la preparación para la edición de 1991 -, Australia aún está lejos de lograr una confianza total y el desafío será de entrada en el 'grupo de la muerte', con Inglaterra, Gales, Fiyi y Uruguay como adversarios.

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