Barcelona 3 - 2 Spartak: el autobús de Emery no fue suficiente en la Champions

    • Emery sigue sin ganar al Barcelona en sus 13 duelos contra los azulgranas.
    • Los de Tito Vilanova durmieron durante más de la mitad del partido y estuvieron a punto de pagarlo.
Messi, rodeado de rivales en el Barcelona - Spartak
Messi, rodeado de rivales en el Barcelona - Spartak
Jasper Juinen/Getty Images
Óscar Rodríguez

El primer tiempo del Barça-Spartak fue un monólogo azulgrana, pero sin ritmo. Los de Tito Vilanova dominaron a placer el partido ante un equipo, el ruso, que se conformaba con aguantar atrás. Emery preparó una línea de 4 pegada a la frontal del área y otra de 5 por delante, a la que a veces se incorporaba Emenike para eliminar aún más espaciós.

Aunque en los primeros minutos el Spartak intentó discutir la posesión al Barça, fue un espejismo. El Barça jugó como siempre, tocando mucho y buscando el hueco en la nutrida defensa rusa, pero le faltó velocidad, ganas, pegada. Era un partido al 'tran-tran' en el que los azulgranas eran conscientes (o al menos eso pensaban ellos) que antes o después llegaría el gol.

Llegó en el minuto 13, obra de Tello, pero el partido no cambió. El Barça seguía igual y su superioridad le durmió. Se sintió invencible y se fue del partido. Tardó una hora en volver y en ese tiempo el Spartak, sin hacer nada del otro mundo, dio el gran susto. Primero con un gol en propia meta de Dani Alves a la media hora de partido que equilibraba la balanza. Después, con un tanto de Romulo a media hora del final que hacían saltar todas las alarmas en el Camp Nou.

Tito Vilanova reaccionó. Sacó a Alexis primero, que revolucionó el partido, y a Villa después. Emery, por su parte, no cambiaba nada. Si le funcionaba tal y como iba el partido, ¿para qué tocar? Metió a Jurado en el tramo final del choque, pero el sistema seguía siendo el mismo: todos alrededor del área para no permitir jugar al rival. El delantero chileno fue decisivo: insufló fuerzas a sus compañeros y provocó acto seguido todos empezaron a jugar.

Así llegó el empate primero de Messi y el gol de la victoria del argentino, todo en un plazo de ocho minutos (cuarto doblete del '10'), los que tardó el Barça en establecer las diferencias con el equipo ruso. No cometieron el mismo error otra vez y en los diez minutos finales del partido mantuvieron la posesión para no jugar a la ruleta rusa. Se había dado la vuelta a un partido dificilísimo y se sumaban los tres puntos en el debut en Champions, que es lo que se buscaba. Lo que se sufrió y cómo se ganó debe servir para que la próxima vez que los azulgranas se duerman... sea en la concentración, no sobre el césped.

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