Barguil, un joven "caimán" asoma en la Vuelta

  • Warren Barguil (Argos), un joven francés de 21 al que comparan por su mentalidad de acero al mítico campeón y paisano Bernard Hinault, presentó sus credenciales en su primera gran vuelta con una brillante victoria en solitario en Castelldefels, donde el italiano Vincenzo Nibali aguantó el maillot rojo la víspera de las etapas pirenaicas.

Carlos de Torres

Castelldefels (Barcelona), 6 sep.- Warren Barguil (Argos), un joven francés de 21 al que comparan por su mentalidad de acero al mítico campeón y paisano Bernard Hinault, presentó sus credenciales en su primera gran vuelta con una brillante victoria en solitario en Castelldefels, donde el italiano Vincenzo Nibali aguantó el maillot rojo la víspera de las etapas pirenaicas.

Algo debe tener Barguil, aparte de descarada juventud, para que le comparen al "Caimán" cinco veces ganador del Tour, porque tomando la alternativa en una gran plaza ganó como un veterano tras atacar a un grupo de ilustres veteranos a 2 kilómetros de meta.

Se largó con decisión, abrió hueco y voló en el último e incómodo repecho que se levantaba apuntando al castillo de Castelldefels. Dejó con un palmo de narices a ilustres como Scarponi, Mollema, Zandio, Txurruka y Santaromita.

La puesta de largo para el ciclista bretón, ganador del Tour del Porvenir 2012, que dedicó la victoria a su abuelo, recientemente fallecido.

Poco a poco fueron llegando los integrantes de una numerosa fuga, entre ellos Beñat Intxausti (Movistar), a quien una caída a 8 de meta le retiró de la pelea.

Una pena para el vizcaíno, que tenía en mente dedicar una victoria al malogrado Xavi Tondo, cuya muerte presenció en directo en 2011 en un accidente con la puerta de un garaje. La etapa había salido de Valls, la localidad natal del ciclista catalán.

El pelotón se lo tomó con calma. En un recorrido escarpado se dedicó a perseguir con la avanzadilla controlada a una distancia razonable. Apenas "Purito" Rodríguez y Nicolas Roche intentaron probar suerte en Rat Penat, pero con más pena que gloria. No era el día para sustos.

El grupo del líder cruzó la meta a 2.43 del ganador. Las piernas estaban en Castelldefels, la cabeza ya en Pirineos, donde esperan tres etapas de montaña, la primera de ellas en "territorio Purito", donde se anuncia tormenta deportiva y meteorológica.

Sin cambios en el cajón, Nibali no teme a la lluvia. Ya lo demostró en el Giro de Italia y Tirreno Adriático. Ganó las dos carreras. Entrará en las montañas con 31 segundos sobre Roche y 46 respecto a Valverde y Horner. Purito ya sabe que tiene que atacar si quiere mejorar su quinto puesto a 2.33 del "Tiburón de Mesina".

La Vuelta tuvo el honor de descubrir a un corredor que alumbra el futuro del ciclismo francés. Fue descubierto en 2011, en el Tour de L'Ain, por un técnico llamado Christian Guiberteau, quien le firmó un precontrato con el Argos para cuando acabara sus estudios y decidiera pasar al pelotón profesional.

En la etapa de Sierra Nevada sufrió una dura caída que le destrozó el lado izquierdo de su cuerpo. Golpes en la rodilla, el hombro, un espectacular agujero en el abdomen. Pero no quiso retirarse, se negó. Terco como una mula se rebeló. "No estoy aquí para abandonar", dijo.

El "pequeño caimán" remató su primera gran oportunidad en la decimotercera etapa que salió de Valls y finalizó en Castelldefels. Una jornada rápida, emocionante por el recuerdo de Tondo, atractiva por el recorrido y emocionante en su desenlace por la rebelión de Barguil. Juventud, divino tesoro.

La decimocuarta etapa se disputa entre Bagá y la Collada de la Galina, en Andorra, con un recorrido de 155,7 kilómetros. En el menú el Port de Envalira (Especial), Cima Alberto Fernández a 2.410 metros de altitud; el Coll de Ordino (2a), el Alto de la Comella (2a) y La Gallina (1a), con un ascenso de 7,2 kilómetros al 8 por ciento de pendiente media.

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