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A los aficionados griegos les da igual el deporte cuanta la rivalidad con un club es enorme. Esta vez las imágenes nos llevan a un partido de balonmano que acabó como el rosario de la aurora. El parqué del pabellón se convirtió en un auténtico campo de batalla con sillas por el suelo y bengalas volando por el aire. AEK y PAOK, dos aficiones que se "odian" desde hace muchos años.
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