Bielsa y el eterno problema de la manta corta

  • El Athletic de Marcelo Bielsa no acaba de arrancar en el campeonato liguero, sigue varado en la tabla sin haber ganado en las cinco jornadas disputadas y empieza a tener los problemas de equilibrio entre defensa y ataque que muchas veces se explican con la teoría de la manta corta, la que deja al descubierto la cabeza o los pies al taparse ante los escasas de sus dimensiones.

Ramón Orosa

Bilbao, 25 sep.- El Athletic de Marcelo Bielsa no acaba de arrancar en el campeonato liguero, sigue varado en la tabla sin haber ganado en las cinco jornadas disputadas y empieza a tener los problemas de equilibrio entre defensa y ataque que muchas veces se explican con la teoría de la manta corta, la que deja al descubierto la cabeza o los pies al taparse ante los escasas de sus dimensiones.

"Nos ha faltado profundidad y llegada", dijo Marcelo Bielsa nada más terminar el sábado el Athletic-Villarreal, en el que el conjunto bilbaíno sumó su segundo punto del curso liguero, pero también encadenó su tercer partido en casa sin ganar.

No era la primera vez que decía algo así el técnico argentino. Se había expresado de manera parecida tres días antes en Málaga, donde el Athletic había caído 1-0 en un choque que plantó cara al nuevo millonario de la liga española, pero al que apenas inquietó.

Ese reconocimiento de escasez ofensiva lo ha hecho Bielsa justo después de haber optado por colocar tres centrales para frenar la sangría de ocasiones que cedía su equipo, especialmente en su anterior comparecencia en La Catedral, ante el Betis, al que su equipo concedió al menos diez claras oportunidades de gol.

Entonces el partido no le pareció "malo" en ataque, pero los evidentes desajustes defensivos le llevaron a cambiar el 1-4-1-4-1 por el que optó al inicio de temporada. Con él llegaba mucho más al área rival, pero concedía demasiado en la retaguardia.

Con el cambio, el Athletic ha tenido algo más de solidez atrás, pero no le han cambiado los resultados, muy negativos en el campeonato liguero.

Pero, aunque el entrenador siempre suele acaparar el protagonismo tanto en lo bueno como -sobre todo- en lo malo, no toda la culpa es de Bielsa ni del sistema. Mucho tiene que ver el más que flojo inicio de temporada Iraizoz, con graves errores (el 2-1 de Cornellá-El Prat, el 0-1 del Betis en Bilbao, el empate de ayer del Villarreal) que han penalizado mucho a su equipo.

También compañeros de la zaga, como San José, Gurpegui o Íñigo Pérez, entre otros, han tenido fallos de enjundia. Como en ataque, Fernando Llorente -1 gol en 5 partidos- está desatinado; o Susaeta equivocado en las decisiones que toma en momentos determinantes; o De Marcos y Toquero desajustados en remates claros.

Además, jugadores importantes en el funcionamiento del equipo bilbaíno, con el técnico que sea y con el sistema que sea, además de Iraizoz y San José Iraola, Javi Martínez, Gabilondo y el propio Llorente, distan mucho de su mejor momento. Y el único fichaje de la temporada, Ander Herrera se lesionó en el segundo envite liguero.

Ello ha descargado demasiada responsabilidad en Muniain, espléndido en el comienzo, pero ya un poco fundido tras las enormes palizas que se dio en Barcelona y Bratislava. Dos choques más que esperanzadores para la afición rojiblanca, pero sucedidos de un desastroso encuentro ante el Betis que dejó en nada todo lo bueno -iniciativa, posesión, fluida circulación de balón, llegadas, ocasiones ...- que se percibió en ellos.

Él indomable juvenil, De Marcos, por momentos Iturraspe, un poco Amorebieta y Ekiza, que solo ha jugado dos partidos, han sido lo único positivo de lo que va de era Bielsa, que tanta expectación había concitado como decepciones ofrece en su puesta en escena.

Al casi revolucionario técnico de Rosario además de no salirle mucho de lo intentado y fallarle hasta la pizca de suerte que siempre se necesita en un juego a expensas de múltiples detalles, le ha aparecido ahora un problema tan viejo como el fútbol: el de manta corta.

Si da prioridad al ataque, el rival le llega demasiado fácil; y si se protege atrás, pierde profundidad y llegada. Eterno problema que deberá resolver pronto para no incidir aún más en la desazón de unos aficionados que, no obstante, frente al Villarreal recibieron el mensaje de las dificultades por la que pasa su equipo y se volcaron con él.

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