Borussia 2-0 Real Madrid: Casillas y los palos evitan que el sueño se convierta en pesadilla

    • El equipo blanco se clasificó para las semifinales de la Champions League por cuarto año consecutivo con más sufrimiento del previsto.
    • Un doblete de Reus en la primera mitad puso la eliminatoria en un gol de diferencia, pero finalemente el Madrid sobrevivió.

El Real Madrid sufrió en Dortmund una de esas palizas que se tardan mucho tiempo en olvidar. Se va a levantar porque sale vivo y las heridas, con el tiempo, acaban cicatrizando. Pero el daño no es solo futbolístico. También es emocional. Afecta al crédito y a la fiabilidad del equipo de Ancelotti. El entrenador va a quedar marcado por el agónico pase a las semifinales y se le va a volver a culpar de no ganar en los campos más difíciles. Ahora mismo el Real Madrid está en Urgencias, con respiración asistida y, de ahí, pasará al diván. Ancelotti y sus jugadores tienen mucho que hablar. Este equipo ha podido caer en el peor de los descréditos con una primera parte lamentable y suicida.

El Real Madrid está en semifinales, aunque no puede sacar pecho ni creerse aspirante a este título. El primer periodo que realizó en Dortmund es el de un equipo menor que salió al césped apocado y temeroso. No supo jugar el balón, cometió multitud de errores, le faltó alma, intensidad y agresividad. Hay una ley en el fútbol que dice que cuando estés bloqueado y no tengas ideas lo que hay que hacer es sacar el carácter y el orgullo. Ha sido un toque de atención serio.

Si Pepe, un jugador que nunca se achanta, tiene cara de miedo es un mal síntoma. Y el central portugués sufrió un ataque de pánico que se fue contagiando al resto de los compañeros. El 1-0 llegó en una cesión de un balón de Pepe a Casillas. Una jugada impropia de un futbolista de su experiencia, pero un fiel reflejo de lo asustado que estaba todo el equipo, que le costaba levantar la cabeza y darle una salida a la pelota. Ese balón atrás lo cogió Reus, se fue a la portería y batió a Casillas. Fue el éxtasis en el estadio alemán y el bloqueo definitivo, mental y futbolístico del Real Madrid, que se quedó tambaleado. Antes había fallado un penalti Di María, en el minuto 15, en otra jugada incomprensible. Con Bale en el campo lo lógico es que lo hubiera lanzado el galés. Pero esa falta de plan, de decisiones, de personalidad le fue pasando factura a los madridistas.

Cristiano Ronaldo no jugó por culpa de esas molestias en el tendón rotuliano. No es excusa. El Real Madrid fue cobarde en muchas fases del partido y sufrió pesadillas en un campo que le trae muy malos recuerdos. El guión estaba escrito para la remontada de los alemanes. En el minuto 36, el ataque de pánico lo sufrió Illarramendi, que cedió el balón atrás, en otra acción incomprensible, e invitó al contraataque de los alemanes. Lewandowski disparó al palo y el rechace fue aprovechado por Reus para hacer el segundo.

Se llegó al descanso con un Real Madrid atropellado, perdido, sin pasión y agónico. Ancelotti quitó a Illarramendi y metió a Isco. La actitud cambió. Hubo una mejoría en el juego con la posesión de Isco y un espabilado Bale que empezó a tomar decisiones. El Borussia dio sensación de cansancio, pero tiró de la épica. En diez minutos, del 48 al 50, Bale tuvo dos buenas acciona en ataque. Una de ellas fue repelida por el portero Weidenfeller. Entró también Casemiro y subió la intensidad y la agresividad. Pero en el minuto 64 resucitó el Borussia y los cohetes volvieron a coger velocidad. Llegaron los momentos claves de Casillas y la fortuna de los palos. El mago armenio Mkhitaryan recortó a Iker dentro del área y mandó el balón al poste. Se cantó el 3-0. Tres minutos después, los mismos protagonistas. Casillas evita con una buena parada un disparo peligroso del armenio. En el 69, otra parada de San Iker. Aopareció el Santo.

El partido se rompió y en los últimos minutos el Real Madrid pudo marcar ese gol salvador. Bale, en dos ocasiones, y Benzema en otro buen disparo se quitaron el agobio de encima. Weidenfeller estuvo atinado.

Cuando el árbitro señaló el partido, el jugador que más celebró el triunfo fue Cristiano Ronaldo. No había jugado, pero sufrió en el banquillo una verdadera película de terror. La final se juega en su país, Lisboa, y se temió despertar del sueño de poder estar en esta gran cita.

Ulises Sánchez Flor
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