Borussia Dortmund - Málaga: el cafetero Joaquín también sabe hacer de delantero

    • El andaluz, que siempre se toma un café antes de jugar un partido, jugó en la posición de delantero centro.
    • Él era una de las claves, junto a Baptista e Isco, para intentar sorprender al Borussia Dortmund.

Parecía que estaba en el fondo del baúl de los recuerdos de todos los aficionados al fútbol. Hace once años, en el Mundial de Corea y Japón, Joaquín se dio a conocer a nivel mundial. Sus regates, centros y disparos cautivaron a muchos grandes equipos europeos. Al final no fichó por ningún conjunto de primer nivel y su carrera se fue apagando paulatinamente. Sin embargo, la llegada al proyecto de los petro-dólares del Málaga le han hecho renacer. Eso, y sus cafés.

Porque Joaquín es un futbolista peculiar, no sólo porque pertenece a ese tipo de futbolsitas en peligro de extinción que son los extremos, sino también por sus acciones fuera del césped, especialmente en los minutos previos a cada partido que juega. El ex de Betis y Valencia se toma siempre un café justo antes de salir al campo. Dice él que le despeja.

Habrá quien crea y habrá quien no crea en esta receta mágica, pero lo cierto es que parece que a Joaquín le funcionó mejor que nunca en el Signal Iduna Park. En el estadio del Borussia de Dortmund Pellegrini apostó por él como delantero, posición en la que nunca había jugado.

Joaquín aceptó la responabilidad. Su función era la de pelear con los centrales y tirarse mucho hacia las bandas, para dejar a la defensa alemana sin ninguna referencia a la que cubrir. Por último, como delantero, entre sus tareas también estaba la de marcar algún gol.

El andaluz no tardó ni media hora en erigirse como protagonista del partido, haciendo todo lo que debía. En banda era imparable y por el centro era la referencia a la que buscaban todos sus compañeros. Todo iba bien hasta que llegó el minuto 27. Entonces, todo fue inmejorable.

Joaquín controló en la frontal, amagó el disparo, se acomodó para chutar con la zurda y colocó el balón en la cepa del poste derecho de Weidenfeller. Era el gol que insuflaba aire al Málaga y que les permitía soñar con las semifinales.

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