Brasil se refugia en la sombra

  • El centrocampista brasileño Willian volvió a derramar realismo tras el agridulce 1-1 entre la Seleçao y Argentina. Dijo que es mejor sacar un punto que ninguno, una actitud prohibida hasta hace poco en la pentacampeona del Mundo, que incluso con Neymar parece acostumbrarse a vivir a la sombra de lo que fue.

El futbolista del Chelsea, uno de los jugadores más en forma de su equipo y pieza fundamental de la Seleçao de Dunga, ya había mostrado su cabeza fría cuando tras la derrota ante Chile hace un mes -la primera de la historia de Brasil en el debut de un premundial- había afirmado que ganar a la débil Venezuela 1-0 en casa sería "un buen resultado".

Finalmente, la 'canarinha' venció 3-1 a la 'vinotinto', con dos goles de Willian, y alivió la presión que ahogaba a Dunga y a su proyecto de reconstrucción de la selección más laureada de la historia.

Con una victoria y un empate, Brasil se encomendó de nuevo a su ídolo y capitán Neymar -que volvía a vestirse de amarillo en Buenos Aires tras los cuatro partidos de sanción que se llevó de la Copa América- para intentar frente a Argentina su enésima resurrección desde el descalabro en su Mundial.

Pero el delantero que hace menos de una semana dejaba boquiabierto al mundo con su gol de mago ante el Villarreal en España no brilló en el Monumental.

El '10' de la Seleçao volvió a demostrar que aunque es un jugador excepcional, el último heredero del añorado 'jogo bonito' brasileño, que maravilla y se divierte en Europa, no es un dios todopoderoso que sólo con su presencia pueda sanar las profundas heridas de Brasil.

Con Neymar apagado y Brasil atolondrado en la primera mitad por el ímpetu de una Argentina en la enfermería, Di Maria se vistió el '10' albiceleste y complicó la vida de los Dunga hasta que inventó el gol de Lavezzi pasada la media hora.

Volvía el sofoco al banco brasileño, un molesto invitado con plaza reservada al lado de los técnicos de la Seleçao desde que Luiz Felipe Scolari observara con la mirada perdida la implosión de la 'canarinha' en el Mineirao.

No es de extrañar que tras el gol de Lucas Lima que le dio el empate a Brasil al cuarto de hora de la segunda mitad, Dunga se sacudiera en la banda como al que le anulan la ejecución en el último momento y la 'Seleçao' se abrazara a la tentación del conformismo.

"Lo importante es vencer en casa y puntuar fuera. Claro que queremos vencer siempre, lo que podría haber pasado aquí en el Monumental si hubiéramos hecho un mejor primer tiempo", valoró después.

Aunque todavía quedan 15 largos partidos de eliminatorias y tres años para el Mundial de Rusia, Brasil ocupa ahora la cuarta plaza del continente, empatada a cuatro puntos con Paraguay y Colombia, y no puede permitirse fallar el martes ante Perú si no quiere desatar una tormenta que a esta generación de jugadores ya le ha caído varias veces encima.

Desde que recogió a una Seleçao sepultada por el fracaso, Dunga ha apelado en varias ocasiones a que su proyecto es un trabajo "a largo plazo", aunque desde la decepcionante Copa América vive instalado en el alambre.

Pocos entendieron que dejara en el banco a uno de los futbolistas que gusta más en Europa, el centrocampista del Bayern de Múnich Douglas Costa, y se empecinara en recurrir al oficio del veterano Ricardo Oliveira, que pese a que vive una segunda juventud en el Santos a sus 35 años le pesan los ocho fuera de la selección.

Dos minutos después de que Costa entrara en el campo, Lucas Lima marcó el gol del empate y Brasil se redimió en una segunda parte en la que superó a Argentina.

Pero pese a que el país que reinventó el fútbol y se puso a bailar con el balón no se reconoce en el estilo tosco y gris que propone el técnico, la 'torcida' brasileña comienza a acostumbrarse a vivir a la sombra de sus cinco estrellas.

Los trágicos aspavientos en los bares cuando Brasil encajaba un gol se han convertido en miradas irónicas y la prensa ya no amanece con portadas escandalosas tras un mal partido.

"El equipo de Dunga simplemente no existía en el primer tiempo y el de Tata Martino, sin cinco titulares, entre ellos Lionel Messi y Agüero, y sin Tévez, pintaba y bordaba en el gramado. ¿Un brasileño destacado? ¡Nadie!", analizó el veterano periodista brasileño Juca Kfouri en su blog de UOL.

Aunque también se rindió a lo evidente.

"El empate fue bueno para Brasil y muy malo para Argentina".

Quizás Willian tenga razón.

rs/ol

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