Ganó el Real Madrid en Balaídos, aunque casi lo evita Javi Varas, pero el partido dejó una impresión de pachanga que solo mejoró con la intensidad de Cristiano Ronaldo, las paradas de Diego López y los cambios de Mourinho.
No fue un partido en el que el Real Madrid no tirase sus habituales contras fulgurantes o en el que Cristiano no intentase marcar de todas las formas posibles, pero fue un equipo dividido en en el que los menos habituales lastraban a Ozil, Benzema y el delantero portugués.
Ante un equipo que está en puestos de descenso como el Celta, el Real Madrid fue incapaz de imponer su ritmo y se vio superado durante muchos minutos por el equipo celeste. Incluso cuando hacía lo que mejor sabía, saliendo a toda velocidad desde la defensa, la falta de concentración hacía que se marrasen ocasiones cantadas, que en otros partidos siempre iban a parar a las redes.
Esa falta de concentración llevó a fallos más propios de otras divisiones, como el despiste de Marcelo en el saque de banda que se convirtió en el gol de los celestes o la cantidad de fueras de juego en los que cayeron los delanteros del Madrid, nada menos que 11. Pero es que además Benzema e Higuaín fallaron varios mano a mano clamorosos.
Si este Madrid de los menos habituales es el que tienen que aguantar los aficionados madridistas hasta que llegue los partidos de Champions y Copa, les esperan tarde de tedio.
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