Si atendemos a los fríos números, el Barcelona es mejor que cualquier equipo ruso que se le ponga por delante en la Champions League. Si comparamos las plantillas de los equipos, llegaremos a la misma conclusión. Pero cuidado: si analizamos los enfrentamientos entre azulgranas y equipos de la extinta Unión Soviética, la respuesta no es tan fácil.
El Barça se ha encontrado cinco veces con equipos rusos en la máxima competición continental: al propio Spartak le goleó en la temporada 93-94 en la fase de grupos: ganó 5-1 en el Camp Nou y empató 2-2 en Moscú. Pero también ha jugado con el CSKA, el Lokomotiv y el Rubin Kazan.
El primero, el equipo del ejército soviético, eliminó a los azulgranas de la Copa de Europa en la temporada 92-93. Fue en la segunda eliminatoria (antes de que entrara en vigor la Champions que ahora conocemos) y el CSKA dio la campanada. Después de empatar en Moscú (1-1), los moscovitas ganaron en Barcelona 2-3, y eso que Nadal y Beguiristain habían adelantado a los azulgranas 2-0 en el marcador, pero Bushmanov, Mashkarin y Korsakov dieron la vuelta al partido.
Tardó diez años un equipo ruso en volver a cruzarse en el camino azulgrana. Fue el Lokomotiv, en la temporada 2002-2003, cuando quedó encuadrado en el mismo grupo de la Champions que los de Van Gaal. Ese año todo salió bien para los culés, que ganaron 1-3 en Moscú y 1-0 en Barcelona para terminar primeros de su grupo y pasar a octavos de final.
Las dos últimas veces que el Barça tuvo que viajar a Rusia lo hizo a la misma ciudad, Kazan, y las dos veces tuvo problemas con el Rubin, uno de los equipos que ha dado el salto de calidad necesario en los últimos años para pelear con los mejores conjuntos del continente.
En la temporada 2010-2011, el Barça empató en Rusia 1-1 y ganó 2-0 en la Ciudad Condal en la última jornada de la primera fase (un partido intrascendente en el que Guardiola llenó el once inicial de futbolistas del Barça B). Un año antes, el Rubin había dado la campanada ganando 1-2 en el Camp Nou (el gol de Ibrahimovic no pudo igualar los de Ryazantsov y Karadeniz) y empatando sin goles en Kazan.
Aunque en general los números son favorables al Barcelona, los de Tito Vilanova sólo tienen que echar un vistazo a los antecedentes para darse cuenta de que el del Spartak no será un partido fácil. Si a las estadísticas le sumamos la presencia de Unai Emery en el banquillo ruso, miedo doble para los azulgranas.
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