Champions League, Real Madrid - Copenhague: cuando ganar puede crear más inestabilidad que perder

    • Los aficionados blancos esperan olvidar el derbi del sábado pasado con una contundente victoria ante el equipo más débil de la Champions.
    • Sin embargo, hay cuatro factores que pueden convertir la plácida victoria ante el Copenhague en una tormenta interminable de críticas.

Es improbable encontrar en todo el mundo un equipo de fútbol tan extraño como el Real Madrid. Los blancos se encuentran en medio de una pequeña crisis deportiva que amenaza con ponerles la temporada tan cuesta arriba que luego sea imposible remontar. La derrota ante el Atlético de Madrid el fin de semana pasado hirió gravemente a un equipo perdido, sin ideas y sin alma. Para renacer, lo lógico sería que los jugadores ofreciesen hoy ante el débil Copenhague un fútbol vistoso e hicieran disfrutar a la gente con muchos goles. Sin embargo, ese idílico plan se puede convertir en pesadilla si realmente sucede.

Esta noche tanto la plantilla como el propio Carlo Ancelotti pasa su primer test serio tras un inicio de campaña más bien mediocre, tanto a nivel de resultados como a nivel futbolístico. Es por ello que parecería lógico pensar que una fiesta de hora y media de fútbol, aderezada con una embriaguez a base de goles podría anestesiar el recuerdo de aquellos que obsveran diariamente los cinco puntos que el Madrid ya ha perdido en Liga respecto a Barcelona y Atlético. El carrusel de cambios que plantea el técnico italiano hace pensar, sin embargo, que lo más prudente para el equipo sería una victoria cómoda pero no arrolladora.

Así, por ejemplo, en caso de que Iker Casillas hiciera un partido magistral ante el Copenhague, muchas voces volverían a alzarse contra Ancelotti por quitarle la titularidad en Liga y sólo darle la Champions y la Copa. De nuevo el sempiterno debate de la portería volvería a las bocas de los madridistas, algo que no hace bien a ningún portero del club.

Otro que podría causar más roce si aprovecha la alternativa es Morata. El Santiago Bernabéu le aclama cada vez que sale a jugar y celebra sus remates como si fuesen goles. La gente ve en él un nuevo joven pura sangre -blanca- y que podría estar llamado a gobernar el Madrid con el temple, la paciencia y la rectitud con las que ídolos del pasado controlaron el vestuario merengue. Si hoy Morata juega y marca, la titularidad de Benzema quedaría aún más en entredicho. Así, de un plumazo y en un partido, dos jugadores de posiciones donde la confianza es tan importante como la calidad -portero y delantero- podrían hundirse hasta el fondo del banquillo y quedar muy tocados.

Un tercer nombre que tampoco agradecería a nivel personal que el Real Madrid ofreciese su mejor cara esta noche es Gareth Bale. El galés quedó fuera de la convocatorio y, de momento, no ha mostrado ni la cuarta parte de lo que se esperaba de él. La forma física, la adaptación y el nivel global del equipo son los argumentos para explicar su rendimiento; aunque si su bajo nivel se prolonga es más que probable que la gente empiece a verle como un nuevo Kaká: un jugador muy caro y sin el cual se jugaba mejor.

Por último, al propio Ancelotti y al resto de jugadores tampoco les conviene apabullar al Copenhague. En caso de mostrar un nivel ofensivo y defensivo excelente, la pregunta que el jueves quedará en las mentes de los aficionados será la siguiente: "¿por qué no se hizo esto mismo ante el Atlético?". Igualmente, si al técnico transalpino le da por imitar a Mourinho y explotar lo de "dar tres pases" (en lugar de los "treinta" prometidos para jugar bien) y se gana al rival danés al contraataque, la idea que sobrevolará las cabeza blancas será la de que nada ha cambiado respecto a años anteriores.

Que al Madrid le conviene ganar hoy está claro. Que hoy puede ser un buen día para empezar a definir el estilo, también parece obvio. Sin embargo, no parece positivo que el encuentro ante el Copenhague deba servir ni para pagar los platos, ni para volver al pasado, ni para mostrar al cien por cien una cara que hasta ahora se habría tenido oculta. Ancelotti debe (y quiere) cambiar cosas, pero mejor para él y para todos que las mejoras sean progresivas y no de golpe. Suena raro, pero mejor así. Es lo que tiene entrenar al Real Madrid.

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