Si los fichajes de Sneijder y Drogba provocaron sendas fiestas de los aficionados del Galatasaray, la clasificación para cuartos de final ha llevado a jugadores, técnicos y aficionados al éxtasis. Yilmaz, de nuevo héroe, fue el líder de un equipo que planteó un partido ofensivo y acabó ganando porque acertó más que el Schalke.
Y eso que el Schalke empezó marcando. Fue un error defensivo lo que hizo que Neustadter pudiera anotar a portería vacía tras un córner. El Galatasaray, que incluso antes del gol ya estaba obligado a marcar, despertó y comenzó a acechar al rival.
El premio a la agresividad turca llevó al descanso. Altintop, aquel polivalente jugador que fichó Mourinho en su primer año, demostró que aún le queda calidad en sus botas anotando un gran gol de falta. Para mayor locura de los turcos, cinco minutos después, su ídolo, Baruk Yilmaz, aprovechó una contra para plantarse ante Hildebrand y batirle con una vaselina.
Preciosa segunda parte
Al descanso el Schalke se encontraba al borde del precipio. Necesitaba atacar mucho y muy bien en el segundo tiempo. Hizo lo primero, lo segundo no tanto. El culpable: Muslera. El guardameta carrúa del 'Galata' lo paró todo. Bueno, todo menos un disparo de Michele Bastos que daba esperanzas a los miles de seguidores que abarrotaban Genselkirchen.
Con el tiempo en contra, los teutones siguieron cercando el área rival despreocupándose de la suya; algo que aprovechó el equipo visitante para sentenciar a la contra en el último minuto. El gol lo anotó Umut Bulut, que desató la locura en Alemania y en Turquía. Una locura que durará, al menos, 180 minutos más.
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que lainformacion.com restringirá la posibilidad de dejar comentarios