El Barcelona saltó al campo confiado: por una lado porque el Milan no había pasado del empate ante el Bate Borisov; por otro, porque los números de los culés en Europa dan miedo en la era Guardiola. El Viktoria Plzen salió dispuesto a todo y puso contra las cuerdas a los azulgranas.
Pero el empuje blaugrana, color local, duró 22 minutos. En ese instante, Cisovsky derribó claramente a Messi y el colegiado pitó la pena máxima. Lo peor para los locales llegó cuando del bolsillo de Robert Schöfgenhofer salió la cartulina roja, que "mató" la estrategia de los checos.
Hasta ese momento, el Plzen dio sensación de peligro en casi cada jugada de ataque. Pilar fue su propio nombre en la banda derecha y puso en apuros primero a Víctor Valdés y en otra jugada a Piqué. La jugada clave, que podía haber puesto por delante a los checos, tuvo lugar en el minuto 16.
Pero apareció uno de los mejores en los primeros compases del choque, Víctor Valdés, que sacó una espectacular manopla para desviar un balón de Petrzela en el uno contra uno. Podía haber sido el premio al empuje blaugrana pero apenas cinco minutos después, Messi marcaba de penalti y encarrilaba la victoria.
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