Chris Horner, el gran reserva del pelotón

  • El estadounidense Chris Horner, líder de la Vuelta más veterano de la historia, es un ejemplo de longevidad en el ciclismo, un gran reserva que ha alcanzado la gloria a los 42 años, cuando la mayoría de los ciclistas ya están contando sus memorias a sus hijos.

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Mirador de Lobeira (Pontevedra), 26 ago.- El estadounidense Chris Horner, líder de la Vuelta más veterano de la historia, es un ejemplo de longevidad en el ciclismo, un gran reserva que ha alcanzado la gloria a los 42 años, cuando la mayoría de los ciclistas ya están contando sus memorias a sus hijos.

Junto al alemán Jens Voigt, compañero en el Radioshack, compone el dúo de "abuelos" del pelotón internacional. Un ejemplo de longevidad que ha tenido su premio al final de su carrera, marcada por su faceta de gregario, en todas y cada una de sus 18 temporadas como profesional.

Horner, nació en Okinawa (Japón) hace 42 años, ya que su padre era mecánico del ejército americano lo que hizo que pasara los primeros dos años de su vida en la base nipona.

No tuvo un comienzo fácil, ya que hubo de trabajar en tiendas de bicicletas e incluso en la construcción para contar con sus propios medios económicos. No obstante, compaginaba ambas cosas con sus primeras victorias en territorio norteamericano. Obtuvo 12 victorias entre 1992 y 1996 y fue tercero en el campeonato de Estados Unidos en ruta.

El año 1996 fue clave para Horner, puesto que en su viaje a una carrera en Sudáfrica le iba a cambiar la vida. Alain Galopin, director de la Française Des Jeux, estaba en África para fichar al australiano Baden Cooke, pero cambió de opinión tras ver a Horner, a quien ofreció un contrato.

El cambio fue radical, y el entonces joven dio el salto a Europa con 26 años. No respondió a las expectativas. No ganaba una carrera y su mejor resultado fue un tercer puesto en el GP Ouest France y un segundo en una etapa del Circuito de Lorraine.

Horner regresó a Estados Unidos y en el equipo Mercury retomó la senda de la victoria. Cuatro victorias, incluidas la general de dos carreras por etapas (Redlands Byclice Classics y el Tour de Langkawi en 2000).

En América siguió compitiendo durante cuatro temporadas y ganó el GP San Francisco y el Tour de Georgia. Todo esto le llevó a que en 2005 por cortesía del entonces 'mánager' del Saunier Duval Mauro Gianneti recalara en las filas del conjunto español.

Esa temporada llegaron los resultados que no lo hicieron en su anterior etapa en Europa. Con 34 años, Horner disfrutaba del ciclismo de nuevo, una segunda juventud que le llevó a ganar en una etapa del Tour de Suiza e incluso debutar en el Tour de Francia donde acabó en la posición número 33.

Al año siguiente ganó una etapa en Romandía. Seguía siendo un corredor excéntrico. Su entonces director deportivo, Josean Fernández Matxín, decía que Horner era "un chico bastante especial". Siempre pedía pizza en carrera y se enfadaba si en un restaurante no le servían hamburguesas.

Tras el Mundial de Verona, en 2004, donde acabó octavo, se comió una hamburguesa con patatas fritas para celebrarlo.

Con 33 años, en Europa, el norteamericano se adaptó plenamente y militó en los equipos Lotto, Astaná y Radioshack, donde milita actualmente.

Su victoria más importante llegó en 2010: la Vuelta al País Vasco. Tenía 39 años y remató la faena con la décima plaza en el Tour.

En 2011 ganó la Vuelta a California, pero ese mismo año le trajo su peor lesión deportiva: ocho meses parado, puesto que en el Tour tuvo que retirarse con una conmoción cerebral y una fractura en la nariz.

Lo peor llegó en el viaje de regreso a casa. Un coágulo le provocó una embolia pulmonar que puso en peligro su vida. En 2012 mostró su recuperación acabando segundo en Tirreno y noveno en el País Vasco.

"Amo el ciclismo y la bici", ese es mi secreto, dijo tras subir al podio como ganador de la tercera etapa de la Vuelta y nuevo líder. Tal vez, en tierras gallegas, caerá otra hamburguesa para celebrarlo.

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