El Clásico intrascendente fue el más caliente: el Barça sigue invicto con diez

  • Ronaldo acabó en el banquillo tocado y marcó, Messi también y el Barcelona logró permanecer invicto con uno menos. El árbitro erró contra el Madrid. 
Suárez y Messi festejan uno de los goles del Barcelona
Suárez y Messi festejan uno de los goles del Barcelona

¡Menos mal que no se jugaban nada! No hubo pasillo, ni tampoco camaradería dentro del campo sino toda una batalla. El Barcelona quería ganar una Liga invicto y el Madrid que no lo hiciera. Cristiano se jugó la final de Champions demostrando que el gol se lleva en la sangre. Su tobillo dio un susto y no salió en el descanso. Pero marcó. Sergi Roberto, el chico más calmado de la clase perdió los nervios y confundió el campo con un ring... y el árbitro le mandó al banco. Ramos y Luis Suárez fueron ellos mismos. Es decir, a doscientas revoluciones por segundo sin piedad con nadie. Bale también tuvo que haber sido expulsado por una entrada impropia de su carácter. Y así durante un partido en el que no, no se jugaban nada salvo la honra de ganar al eterno rival.

El Madrid por dejar claro que el reinado del Barcelona en las Ligas no le hace inferior y el Barça para enseñar al mundo que él sí es capaz de ganar al eterno campeón de Champions. Y en estas claro, Messi fue Messi. Marcó, aunque hubiera una clara falta previa de Suárez, en una jugada de esas suyas de la Play. 

El Barcelona jugó con diez durante toda la segunda parte, pero demostró garra, esa que se echó en falta contra la Roma, el partido que marcará el año y que aún nadie se explica. Y el Madrid demostró que ante las grandes citas su competitividad es asombrosa. 

Nadie se arrepintió de acudir al Camp Nou y ni de disfrutar del partido en televisión. No, no fue un tiempo perdido. El primer tiempo fue dominado por los blancos, que presionaron para impedir que el Barcelona estuviera cómodo. Pero a ráfagas, el equipo de Valverde hizo daño. Una gran jugada a la espalda de Marcelo, un extraterrestre delante y una despiste permanente atrás, provocó el gol de Suárez. El Madrid empató con una jugada de clase. Messi puso en ventaja al Barcelona pero no vio a Paulinho para cerrar el partido. Fue egoísta y Navas le ganó el mano a mano. Se entiende poco las críticas a un portero que no intimida por arriba pero que es todo un portento de reflejos, un felino. Ahí tuvo Messi la sentencia.

Minutos después la conexión de Asensio y Bale acabó con un latigazo de este que entró por la escuadra. La especialidad del galés que la pega como pocos. Empate. Por no faltar no faltó la polémica. Un penalti claro a Marcelo de un Jordi Alba pasado de revoluciones fue ignorado inexplicablemente por el árbitro. El Madrid dominó tras el empate ante un Barcelona que pagó quedarse con diez. Pero resistió y logró su objetivo, porque al final siempre hay uno: acabar la Liga invicto. Justo lo que no quería su eterno enemigo: el Real Madrid. Ambos demostraron por qué el fútbol es lo que es. Pura pasión. Y rivalidad.

Mostrar comentarios