Claver, del patio de Maristas a la NBA, con parada en la Fuente de San Luis

  • El alero valenciano Víctor Claver jugará tres años en los Portland Trail Blazers y completará así un vuelo que en una década le ha llevado del patio del colegio Maristas a la NBA, tras una larga parada en la Fuente de San Luis, el pabellón del Valencia Basket.

Valencia, 12 jul.- El alero valenciano Víctor Claver jugará tres años en los Portland Trail Blazers y completará así un vuelo que en una década le ha llevado del patio del colegio Maristas a la NBA, tras una larga parada en la Fuente de San Luis, el pabellón del Valencia Basket.

Formado en el colegio donde su padre, el ex jugador y entrenador de balonmano, Javier Claver, era profesor, su llegada a la cantera del Valencia fue escalonada.

"En un entrenamiento de la selección valenciana apareció un chico muy delgado y con pinta de ir a crecer mucho. Hablamos con su padre, quien dijo que era muy pronto, pero que si llegaba a fichar por un club ACB, el Pamesa sería la primera opción. Era fundamental mantener la familia unida" cuenta Manolo Real, entonces jefe de cantera del club.

Real mantuvo el contacto con el padre de Claver y, además, Maristas fichó a uno de sus técnicos de confianza, Toni Muedra, que ahora es secretario técnico del club.

"Cuando llegué vi a un niño con un potencial enorme. Sin desmerecer al resto, merecía la pena llevar al equipo por él. Opté, porque jugara como exterior. Sufría más pero también era lo que más le gustaba", recuerda Muedra.

"Era un chaval súper educado, muy identificado con el colegio y que tenía el baloncesto como un 'hobby'. Siempre me acordaré de la cara que puso un día que le había preparado un trabajo individual", aseguró.

En 2002, Real y Muedra regresaron al club y Claver, sin tener aún un compromiso con la entidad, comenzó a realizar algún entrenamiento en las naves del Pamesa.

Su evolución llamó la atención de muchos de los grandes de la ACB y de otros clubes europeos. Por el patio de la calle Salamanca de Valencia empezaron aparecer 'ojeadores' y a su casa llegaban ofertas que incluían desde colegios caros en otras ciudades, a material deportivo o puestos de trabajo para sus padres.

La respuesta siempre era parecida. "Víctor ya va al mejor colegio, las zapatillas se las compramos aquí y afortunadamente ya tenemos trabajo", decía su padre.

En septiembre de 2003, Claver llegó a la cantera del Valencia Basket aunque sin perder su independencia. "En el club me pedían que firmara un papel con él -rememora Real- pero su padre siempre me decía que su palabra era lo que valía. Si hacíamos bien las cosas, Víctor seguiría aquí", cuenta Real.

"Ni cuando vino a la escuela ni cuando negociamos su primer contrato profesional, Javier planteó exigencias económicas o materiales, pero siempre marcaba la línea para su hijo. No le dejaba jugar más de un partido a la semana, ni doblar entrenamientos con varios equipos, ni hacer pesas hasta que fue junior", rememora.

"Desde pequeño se pensó que se iba a convertir en una estrella. Eso le ha ayudado en algunas cosas, como en ser pronto un referente en la ACB, pero también le ha supuesto una mochila que cargar", asegura Muedra.

En 2005 se estrenó con el primer equipo en un amistoso y en esa campaña combinó los entrenamientos del equipo EBA con los del primer equipo y tuvo como premio la convocatoria para la Copa del Rey de 2006.

En ese verano pasó a la primera plantilla e inició una primera etapa de adaptación llena de altibajos pero con destellos que iluminaban un potencial aún por explotar.

Debutó en la ACB en el Palau Blaugrana de la mano de Ricard Casas y con Fotis Katsikaris alternó minutos residuales con partidos en los que deslumbró.

El primero de ellos fue contra el Akasvayu Girona de Svetislav Pesic y Marc Gasol, en el que entró con dieciocho puntos abajo en el marcador y condujo al equipo al triunfo.

La regularidad tardó. Cuando llegó, con los balcánicos Neven Spahija, Svetislav Pesic y Velimir Perasovic en el banquillo, no fue con una explosión de puntos y un gran protagonismo en los momentos decisivos, sino con una mezcla de talento, músculo, versatilidad y equilibrio, más valorados por los técnicos que por los aficionados.

Cuidado y cortejado por los Trail Blazers desde que en 2009 le eligieron en el puesto 22 del "draft", Claver ha sido un pilar de un equipo que ha sido competitivo tres campañas consecutivas a pesar de sus dos lesiones y el amargo trago para él y su familia de la muerte de su padre.

En los últimos meses sus circunstancias personales y las de Portland han convergido y Claver se convenció de que era el momento de una tercera parada a su carrera. Tras el patio de Maristas y la Fonteta, llegará el Rose Garden Arena.

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