Contra, el artífice de la salvación

  • La aparición de Cosmin Contra en el banquillo del Getafe tras la destitución de Luis García ha sido la clave de la permanencia del conjunto del sur de Madrid, que, hasta la llegada del técnico rumano estaba hundido y olía a Segunda División después de una temporada absolutamente errática en la que sufrió hasta el último momento.

Juan José Lahuerta

Madrid, 18 may.- La aparición de Cosmin Contra en el banquillo del Getafe tras la destitución de Luis García ha sido la clave de la permanencia del conjunto del sur de Madrid, que, hasta la llegada del técnico rumano estaba hundido y olía a Segunda División después de una temporada absolutamente errática en la que sufrió hasta el último momento.

Perdidos, con pocas ideas futbolísticas y sin actitud sobre el terreno de juego, los jugadores del Getafe parecían condenados a un descenso seguro después de una racha de resultados infame once jornadas antes del final. La llegada de Contra al banquillo coincidió con la peor serie de resultados sin ganar en la historia del club, que sumaba doce duelos consecutivos sin conocer la victoria.

El preparador rumano, con poca experiencia en los banquillos, acudió al rescate de un equipo medio muerto con una plantilla hastiada de la etapa de Luis García, la más larga de un entrenador en el club madrileño. Nadie llegó a cumplir tres cursos y Luis García, aunque estuvo a punto, no lo consiguió.

El nuevo dueño de los destinos del Getafe consiguió resucitar a un muerto. Lo hizo con pocos argumentos, pero fueron suficientes para que sus hombres comprendieran a qué estaban jugando y qué estaban jugándose.

Hasta entonces, se paseaban por los estadios de la Liga y por el Coliseum Alfonso Pérez con una actitud algo indolente que hizo peligrar la permanencia de un club que hace tiempo que pasa inadvertido por el fútbol español.

La filosofía de Contra fue clara y simple desde el primer momento: intensidad, actitud y, en definitiva, muchos arrestos para salir de una de las peores situaciones que tenía que afrontar el Getafe desde que llegó a Primera División hace diez temporadas.

Y lo hacía desde el conocimiento y la experiencia que él mismo tuvo cuando jugó en el Getafe y cabalgó la banda derecha de aquel equipo que llegó a los cuartos de final de la Copa de la UEFA y a dos finales de la Copa del Rey.

"Conozco a la mayoría de jugadores, algunos fueron compañeros míos, y estoy seguro que van a dar todo para ganar. No necesito periodo de adaptación, estoy en mi casa. Creo que el carácter que tengo yo va a ser suficiente", dijo Contra el día de su presentación con once partidos por delante para apagar un incendio que parecía inevitable.

Pero pocos creyeron en el rumano, al que veían como un entrenador con poca experiencia en la elite. Antes, apenas había dirigido al Fuenlabrada en Segunda División B y al Petrolul de su país. Sin embargo, su carácter bastó para levantar en once jornadas a unos jugadores deprimidos por los resultados.

En ese número de partidos, Contra consiguió llegar a la última jornada con vida. Incluso pudo salvarse la anterior, pero faltó un gol del Espanyol al Osasuna en Barcelona. Llegó al derby contra el Rayo Vallecano necesitado de un punto que luego consiguió.

Contra fue fiel a su estilo en el último partido. Apenas se le vio sentado en el banquillo. Fue un manojo de nervios y dio un recital de gestos desde la línea de banda. Le faltó vestirse de corto para correr con el balón como hizo hasta hace no mucho tiempo.

El tanto de su compatriota Ciprian Marica en la primera parte desató la locura de Contra, que se abrazó hasta con la silla del banquillo del Getafe para celebrarlo. El rumano es temperamental y tiene mucho carácter, el mismo que consiguió imprimir a sus jugadores en sólo once partidos.

La próxima temporada, el técnico rumano seguirá al frente del banquillo por méritos propios. Tendrá que afrontar el reto de hacer brillar al Getafe después de varias temporadas fuera del candelero. Será una misión complicada, a base de arrestos no se puede vivir durante 38 partidos. Tendrá que hacer una propuesta futbolística más atractiva para una afición cansada de aburrirse en el Coliseum Alfonso Pérez.

Pero hasta que llegue ese momento que después habrá que analizar, Contra sacó buena nota en su regreso al Getafe. Resucitó a un equipo muerto y lo dejó en Primera División un año más y van once. El rumano fue el artífice de una salvación imposible. Acudió al rescate del club de sus amores y consiguió salvarle. Fue el héroe del Getafe, aunque por el camino casi le dio un infarto. Julio César, su portero, se lo provocó con un error infantil y con una parada imposible.

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