Copa del Rey: Barcelona - Athletic. Madrid se blinda con 2.300 efectivos para una final con alto contenido político

  • Hace tres años, la final de la Copa del Rey entre Athletic y Barcelona en Mestalla era noticia mundial por la pitada histórica al Rey. Este viernes, Madrid acogerá otra final entre vascos y catalanes en la que Esperanza Aguirre ha echado gasolina al fuego independentista y en la que más de 2.300 efectivos entre seguridad pública y privada velarán porque la sangre no llegue al río... aunque haya una manifestación de grupos de ultra-derecha a poco más de cinco kilómetros del Calderón.

La Falange arremete contra Interior y la delegada del Gobierno por tratar de impedir su manifestación
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Óscar Rodríguez

El viernes llegarán a Madrid 50.000 aficionados de Athletic y Barcelona para la final de la Copa del Rey. Muchos, la inmensa mayoría, respetables seguidores de sus equipos. Algunos, la minoría, dispuestos a volver a repetir la historia de aquel 13 de mayo de 2009. Una pitada histórica al himno español y al Rey Juan Carlos que se llevó por delante, de paso, al director de deportes de Televisión Española.

Ahora, tres años después, la historia se repite, pero con varios condicionantes. El Real Madrid no ha querido prestar su estadio para que esa posible pitada no tuviera lugar en el Bernabéu, algo que su afición no quería. Y cuando las aguas bajaban más o menos tranquilas en los días previos a la final, Esperanza Aguirre abría la caja de los truenos pidiendo que la final se cancelara y se jugara a puerta vacía si la pitada se repetía.

Las reacciones no se hicieron esperar: desde la oposición política hasta sus propios compañeros de partido, casi todo el mundo del deporte se ha posicionado en contra de las palabras de la presidenta de la Comunidad de Madrid. El primero fue el propio Sandro Rosell o el vicepresidente azulgrana, Carles Vilarrubí, que ponía un poco de cordura en unaentrevista en exclusiva a lainformacion.com pidiendo cordura: "Vamos a jugar al fútbol, no a hacer política".

Todo esto llega después de la foto en la puerta del Congreso de los partidos políticos nacionalistas pidiendo que las selecciones de sus comunidades autónomas puedan competir a nivel internacional, aunque en ningún momento han pedido públicamente que se pite el himno nacional en la final de este viernes, algo que sí ha hecho la plataforma vasca 'Esait' a través de su página web: "la reivindicación más sonora posible durante todo el partido, especialmente mientras suene el himno de quienes nos niegan la oficialidad".

Por si fuera poco, el mismo viernes 25, y con toda la polémica independentista rodeando la final de la Copa, varios grupos de ultra-derecha convocaron una manifestación 'en defensa de la bandera'. La Subdelegación del Gobierno en Madrid trasladó la marcha al lunes 28, pero los convocantes recurrieron al Tribunal Superior de Justicia de Madrid que les ha dado la razón y podrán marchar a las 6 de la tarde entre las plazas de Alonso Martínez y Chamberí, en pleno centro de la capital, a menos de cinco kilómetros del epicentro futbolístico.

Por eso, no es de extrañar que las autoridades hayan preparado un despliegue histórico para esa jornada en la capital de España. Más de 2.300 efectivos, entre policía y seguridad privada, se encargarán de velar porque no haya incidentes en el estadio ni tampoco en la ciudad. El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, ha lanzado un mensaje de tranquilidad, pero a nadie se le escapa que se pueden producir momentos de mucha tensión entre unos y otros.

Para intentar minimizar los posibles daños a la Corona, la Federación Española de Fútbol y la Casa del Rey han llegado a un acuerdo para que la versión del himno que se escuche a la llegada del Príncipe de Asturias sea la más corta, que dura 27 segundos. Si hubiera sido don Juan Carlos quien presidiera el partido se hubiera escuchado la versión larga (dura 57 segundos), pero al ser don Felipe quien representa a la Casa Real se ha optado por esa decisión. De una manera u otra... ¿Llegará la sangre al río?

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