Heinrich Gustav Magnus fue un químico y físico alemán (1802-1870) que describió por primera vez en 1953 el fenómeno que lleva su nombre, el cual explica por qué, en este caso un balón de fútbol, se desvía en su trayectoria en lugar de seguir una línea recta.
"Es lo que se llama cotidianamente tiro con efecto", ha detallado a Efe el físico-matemático Daniel Peralta, del Instituto de Ciencias Matemáticas, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Para que esto sea posible, ha continuado, son necesarios dos ingredientes.
Uno, que la pelota se mueva en un fluido, en este caso aire (las ecuaciones y las leyes que lo rigen son parecidas a las del agua).
Dos, que el objeto que se desplaza tenga rotación.
La combinación de las dos cosas es lo que produce el desvío de la trayectoria, ha puntualizado Peralta.
¿Y por qué pasa esto? Cuando se hace un tiro con efecto, como el madridista Cristiano Ronaldo, se produce una rotación en el balón que provoca pequeños remolinos de aire a su alrededor.
Este efecto de la rotación, según Peralta, hace que la velocidad del aire aumente en un lado de la pelota y en el otro disminuya.
Esta diferencia de velocidades, por un principio básico de fluidos -llamado ecuación Bernoulli-, hace variar la presión del aire y esto produce un cambio en la trayectoria del balón.
"Si la velocidad aumenta, la presión disminuye y al revés", ha dicho este investigador.
Al existir distintas velocidades dependiendo de la cara del balón, se produce una diferencia de presión que provoca un movimiento que entorpece o desvía su trayectoria inicial, ha insistido.
El efecto Magnus es la explicación siempre que hay un "golpe de efecto" en fútbol, pero también en tenis o incluso en billar.
La clave en el fútbol es la gran velocidad que se imprime al balón golpeado -en el caso de Ronaldo unos 100 kilómetros por hora- y el efecto de rotación que se le da (unido al hecho de que el aire es ligeramente viscoso y por tanto roza con el esférico).
Dependiendo del jugador (Ronaldo, Roberto Carlos, etc.), el golpe tiene sus peculiaridades y estilo (por ejemplo la dirección del tiro y el eje de rotación que se imprime varía según lo que se quiera conseguir, esto se traduce en la forma de pegarle al balón).
Sin embargo, el efecto físico que lo explica es exactamente el mismo: el efecto Magnus.
La dificultad en parar estos goles está en no saber dónde van a caer.
Otra manifestación en la que interviene este principio físico es el tenis, con los golpes cortados o liftados, pero con la diferencia de que el giro no es lateral sino vertical (lo cual hace que la pelota aguante más en el aire o caiga más rápido). EFE
ngg/mlb/ea
(Fototeca Código 5357141 y otros)
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que lainformacion.com restringirá la posibilidad de dejar comentarios