Un periodista del diario AS y uno de los mejores deportistas españoles. En dos centenares de páginas, Manuel Franco nos desvela detalles de la vida de Carlos Sainz, sobre todo de su segunda etapa como piloto, cuando decidió cambiar las carreteras por la arena del desierto. El prólogo es de su amigo Fernando Alonso y el epílogo de su nuevo copiloto, Lucas Cruz. Es "Vencer al desierto", de Libros Cúpula.
A pesar de centrarse en los últimos años, en sus idas y venidas por desiertos africanos y americanos, el libro nos muestra pasajes de la vida de Sainz, incluso con capítulos de su niñez, cuando con ocho años aparcaba los coches de los amigos de sus padres. Y conversaciones clave como el día en que le dice a su mujer que vuelve a pilotar, para jugarse la vida entre dunas.
Así es Carlos Sainz, un amante del riesgo y un ganador nato. Franco recuerda como los participantes habituales le miraban con recelo en su primer Dakar y como eso se ha tornado en admiración al madrileño, que se propuso reinar en la arena y que lo acabó consiguiendo en 2010 al volante de su Volkswagen Touareg.
Pero pudo ser antes, si no vuela desde una altura de cuatro metros cuando lideraba el Dakar 2009 con media hora de ventaja. Su copiloto, el francés Périn, acabó en el hospital y ahí se terminó su relación como compañeros. Porque además Périn tenía "miedo" de la velocidad del madrileño. Después llegó Lucas Cruz, con quien forma un binomio perfecto. Y quien tuvo mucha culpa en que Carlos Sainz venciese al desierto.
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