David Ferrer gana a Raonic y pasa a cuartos en Melbourne

David Ferrer puso fin al "efecto Milan Raonic", una de las sensaciones del Abierto de Australia, representante del empuje de las generaciones incipientes que han florecido en el primer Grand Slam del curso, estancado por el español en la cuarta ronda (4-6, 6-2, 6-3 y 6-4).

El español, un jugador que no hace concesiones, cerró el choque en poco más de dos horas y media. Si Ferrer está en buenas condiciones físicas, como es el caso, es difícil de superar. No da tregua y obliga a su adversario a un gasto extremo.

El canadiense, dificultado en sus movimientos a causa de su altura (196 centímetros), sostiene sus triunfos en un saque brutal. Es el servicio más veloz del torneo (230 km/hora), algo que le ha llevado a acabar su participación con 94 saques directos. Pero esto no bastó ante Ferrer, uno de los mejores restadores del circuito.

Raonic, puede que por su juventud y su falta de experiencia, se ocupó de todo durante el partido: echó fuera innumerables pelotas (68 errores no forzados por diez del español), que dejaron en nada los puntos ganadores que se apuntó (57).

Ferrer no se fue del partido. Alcanzó los cuartos de final, que iguala su mejor actuación en Melbourne, también en el 2008. Y espera dar un paso más, hacia la semifinal.Jugará por ella ante el vencedor del partido entre su compatriota Rafael Nadal y el croata Marin Cilic.

El canadiense de 20 años, era el más joven de los supervivientes que accedieron a la eliminatoria de octavos, una de las revelaciones de la competición. Debutante en el torneo, había dejado por el camino a rivales reputados como el alemán Bjorn Phau (7-6, 6-3 y 7-6), el francés Michael Llodra (7-6, 6-3 y 7-6) y, sobre todo, al ruso Mijail Youzhny (6-4, 7-5, 4-6 y 6-4), décimo favorito.

Raonic era el primer tenista procedente de la fase previa que accedió a los octavos de Australia tras el chipriota Marcos Baghdatis en el 2005, fijado por la ATP en el puesto 152 del ránking, se topó con la solidez del español.