Degenkolb, el bólido de la Vuelta que no quería ser ciclista

  • El alemán John Degenkolb (Argos Shimano) ha sido el rey del esprint en la Vuelta y en Madrid levantó la mano señalando sus cinco victorias, una racha que no hubiera sido posible de no haber tenido un padre forofo del ciclismo que le obligó a andar en bicicleta, ya que el esprinter germano se negaba a dar pedales cuando era niño Degenkolb, nacido hace 23 años en Gera, ha transformado en victorias casi todas las llegadas por velocidad. Levantó los brazos en Viana, Logroño, Alcañiz, Sanxenxo y

Madrid, 9 sep.- El alemán John Degenkolb (Argos Shimano) ha sido el rey del esprint en la Vuelta y en Madrid levantó la mano señalando sus cinco victorias, una racha que no hubiera sido posible de no haber tenido un padre forofo del ciclismo que le obligó a andar en bicicleta, ya que el esprinter germano se negaba a dar pedales cuando era niño

Degenkolb, nacido hace 23 años en Gera, ha transformado en victorias casi todas las llegadas por velocidad. Levantó los brazos en Viana, Logroño, Alcañiz, Sanxenxo y Madrid, una racha sin precedentes para un corredor que de niño no quería ser ciclista. Se hizo por imperativo paternal.

Frank Degenkolb, padre de John, era un loco de la bicicleta y quiso inocular esa afición a su hijo, que a los 9 años prefería jugar al fútbol con sus amigos, pero cuando se quiso dar cuenta ya tenía una bici en casa y la inscripción para participar en una carrera. Se negó a ponerse un dorsal, pero cansado de discutir y de recibir regañinas al final aceptó competir. Y ganó la primera carrera de su vida.

Esa sensación de subir al podio y recibir el trofeo de vencedor le transformó en poco tiempo en un fanático del ciclismo. "El ciclismo empezó a correr por mis venas", explica.

Desde entonces el balón pasó a un segundo plano y los objetivos fueron cambiando a medida que el joven Degenkolb iba creciendo. La federación de su país siempre se fijó en él, ya que destacó desde cadetes, tanto en carretera como en pista, y en 2007 compitió por primera vez fuera de Europa. Los campeonatos del mundo júnior se disputaron en Aguascalientes (México) y allí Degenkolb fue subcampeón en contrarreloj, derrotado por el estadounidense Taylor Phinney.

En categoría sub 23 brilló con la medalla de bronce en el Mundial de Varese. Fue cuando Degenkolb dejó claro que llegaría alto. De aquel tercer puesto al oro en Erfurt. Los equipos profesionales ya le habían echado el ojo.

Su ídolo fue Jan Ullrich, un modelo para él y para todos aquellos jóvenes ciclistas de la época. Sus aptitudes contra el crono recordaban al ciclista de Rostock, ganador del Tour 1997, de ahí su fichaje por el Thuringer Energie, la fábrica de talentos alemana de la que han surgido otras figuras como Marcel Kittel y Tony Martin. En esa escuadra estuvo tres temporadas, en la última de ellas, en 2010 se destapó con cinco victorias, dos en el Tour del Porvenir. El poderoso HTC de Mark Cavendish ya le había ofrecido un contrato.

En 2011 llegó la explosión, nada menos que 6 victorias, entre ellas dos etapas en el Dauphiné. Había una joya en ciernes, pero la desaparición del HTC le llevó a firmar por el Project 1t4i (ex Skil-Shimano y actual Argos-Shimano) para la temporada 2012.

En el HTC los resultados fueron brillantes. Ganó en el Algarve en un sprint que finalizaba en repecho, se lució en la Omloop Het Nieuwsblad, su primera carrera de pavés. Degenkolb siempre se ha sentido atraído por las clásicas de adoquines. "Mi sueño es ganar la París Roubaix", algo que no está muy lejano, pues fue tercero en el Tour de Flandes Sub23. El alemán debutó en carreras World Tour en el Critérium du Dauphiné, con dos etapas.

En aquella carrera su actuación no pasó inadvertida para ciclistas españoles como Pablo Lastras y Chente García Acosta. "Se nos ha colado un globero", decían. Era un desconocido que decidió especializarse en llegadas, para lo que engordó 8 kilos en dos años.

Tras el cierre del HTC a buscar equipo. "Estoy decepcionado", dijo. Sin embargo, los amigos están para algo y su compatriota Marcel Kittel le convenció para que rechazase ofertas de gran nivel y firmase por Argos Shimano.

"Mi primer año corrí en el equipo más grande, ahora quiero ser yo quien convierta mi equipo en más grande". Degenkolb cambiaba un equipo World Tour por uno Continental Profesional, eso sí, con intereses en el mercado alemán, con un gran contrato, con galones de líder y con la compañía de Kittel.

Kittel no es sólo su compañero, sino su mejor amigo, con el que se pica en los entrenamientos "para mejorar". Anteriormente, habían compartido equipo durante tres años en el Thuringer Energie.

Ambos corredores, Kittel y Degenkolb, prácticamente han tomado el control del Argos Shimano. Kittel, un año mayor, quiso centrar su temporada al Tour y Degenkolb a las clásicas de pavés y a la Vuelta, donde se ha hecho con el monopolio del esprint. En Madrid entró levantando la "manita". Cinco victoria para este corredor potente, confiado, talentoso y extrovertido; ese chico de nueve años que no quería montar en bici al que la victoria convirtió en adicto al ciclismo.

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