El altar de "San Nairo"

  • En la salida de la tercera etapa del Tour de San Luis, en la ciudad cordobesa de Villa Mercedes, hay un torbellino de gente alterada, brazos estirados, cámara en mano y rogando una foto, autógrafo o un simple apretón de manos.

Carlos de Torres

San Luis (Argentina), 23 ene.- En la salida de la tercera etapa del Tour de San Luis, en la ciudad cordobesa de Villa Mercedes, hay un torbellino de gente alterada, brazos estirados, cámara en mano y rogando una foto, autógrafo o un simple apretón de manos.

En el centro del tumulto apenas se distingue una humilde furgoneta donde aparece por una pequeña ventanilla la paciente sonrisa del colombiano Nairo Quintana: el héroe del ciclismo en América Latina.

Una modesta furgoneta, sí. Su equipo, el Movistar, doble número uno mundial, se adapta como todos a la carrera argentina. Aquí no hay autobuses lujosos con duchas y asientos de cuero. Aquí son vehículos comunes que igualan a ricos y pobres.

Adaptado a la humildad como ningún otro, a Nairo le toca día a día cumplir con la visita de los "peregrinos" del ciclismo argentino a su "capilla" particular. Quintana no puede salir del vehículo. Se lo comería el cariñoso fervor de sus seguidores, que le adoran ya en todo el continente.

Así que el vencedor del Giro recibe a domicilio a través de la ventanilla. Allí se asoma para atender a los incondicionales antes de partir, montado en su bicicleta, al control de firmas. Por dentro es el director José Luis Jaimerena quien se ocupa de terminar las instrucciones de etapa al resto de componentes del Movistar.

" ?¡Nairo, una firma en la camiseta, por favor?¡, ¡Nairo, dame la mano para una foto¡, ¡Nairo, toma en brazos a mi hijita?¡. Y Nairo, con una paciencia tan grande como su sonrisa, cumple con casi todos, con los que puede, porque podría estar todo el día con la ventanilla abierta sin que le faltaran clientes.

Pasión desatada por el "escarabajo" de Tunja, quien entiende su repercusión en todo el continente, por eso trata de agradar a todo el mundo.

"Todo esto es emocionante, me resulta sobrecogedor, por eso vengo a esta carrera, para que disfrute la gente. Me considero un representante de Latinoamerica y para mí es un orgullo", admite Nairo en plena faena de atención a la multitud.

También atiende Nairo a las emisoras locales de radio mientras firma y pone cara de foto, mientras le soban y le tiran de la camiseta. "Orden, orden", dice para no verse obligado a cambiar la indumentaria.

Hay quien lleva la emoción a extremos pintorescos. "Me ha tocado la mano, me ha tocado la mano", dice, desatada, una señora rubia de mediana edad en presencia de su presunto marido. Éste se ruboriza un poco: "Pero mujer, si solo es un ser humano...". "Ya, ya, pero es Nairo, es Nairo", dice la doña, como quien acaba de ser bendecido por un ser divino, superior.

Otra fase del baño del festival de popularidad llega en el momento de cerrar la ventanilla y agarrar la bici para acudir a firmar. El ídolo en el suelo común atrae hasta el extremo de verse encerrado en un bosque de brazos. Imposible andar, así que algunos agentes se encargan de abrir paso con algún empujón que otro.

Ya cambia el gesto de Nairo. Ha cumplido en ventanilla y ahora quiere marchar tranquilo hasta la salida. Pero queda el recibimiento en el escenario del control de firmas.

"Señoraaaasss y señoreeeesss, la emoción continúa...llega el número uno del ciclismo mundial, el colombiano Nairooo Quintanaaaa". Y ahí está Nairo de nuevo saludando a la gente que se agolpa ante la puerta de la Municipalidad de Villa Mercedes.

Queda el último paso. Nairo se desplaza a la línea de salida y ya se refugia entre bicicletas y compañeros de pelotón. ¿Tranquilo ya?. No, desde las vallas quedan las últimas fotos, ya sin contacto humano. "¡Nairo mira para ac??¡, Nairo, sonríe?¡. Y Nairo hace las dos cosas.

Su primer entrenador, Saldarriaga, destacó la modestia de Nairo Quintana como su principal virtud.

"No aparento nada, soy como soy, pero uso la humildad como una coraza, y así veo cómo es la gente y me ayuda a saber cómo puedo tratar a las diferentes personas", dice Nairo.

En San Luis se pasea un campeón, una persona humilde y el ídolo de todo un continente. Mañana abrirá de nuevo la ventanilla.

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