El Braga anima la Liga portuguesa más reñida de la última década

  • Las once victorias seguidas del "tapado" Sporting de Braga y los recientes pinchazos del líder Oporto y Benfica han puesto la Liga portuguesa al rojo vivo, pues apenas un punto les separa a falta de ocho jornadas para que acabe el torneo.

Antonio Torres del Cerro

Lisboa, 12 mar.- Las once victorias seguidas del "tapado" Sporting de Braga y los recientes pinchazos del líder Oporto y Benfica han puesto la Liga portuguesa al rojo vivo, pues apenas un punto les separa a falta de ocho jornadas para que acabe el torneo.

Apostados en el tercer puesto, los disciplinados "guerreros del Miño" de Leonardo Jardim se han ganado de nuevo el estatuto de aspirantes al cetro liguero, el mismo que a punto estuvieron de conquistar hace dos temporadas, aunque aquélla vez bajo las órdenes de Domingos Paciencia.

Las pérdidas de puntos del Oporto y el Benfica, que en el último mes y medio se dejaron cinco y ocho, respectivamente, dieron oxígeno al "outsider" Braga, que ya depende de sí mismo para ser campeón.

Con jugadores de discreto currículo o venidos a menos y con un presupuesto cinco veces menor al del Oporto y la mitad que el del Benfica, el Braga ha confeccionado un equipo de armazón duro, al que es complicado marcar y que presume de un contra-ataque fulminante.

El disciplinado Jardim, que a sus 37 años ha despuntado como el mejor exponente de la nueva hornada de entrenadores lusos, ha pulido los moldes dejados por sus antecesores Paciencia y Jorge Jesús -actualmente en el Benfica- y ha insuflado al conjunto una mentalidad estoica que huye de peligrosas euforias.

"Los tres grandes (Oporto, Benfica y Sporting) son los que tienen presupuestos para el título. Asumirlo es demasiada responsabilidad y no nos pueden obligar", declaró recientemente el internacional luso Hugo Viana, un mensaje que refleja la cautela y realismo de su entrenador.

Viana, que ha recuperado el brillo de antaño después de su infructuoso paso por la Liga española e inglesa, es un ejemplo del exitoso modelo del conjunto de Braga -ciudad norteña que ronda los 170.000 habitantes-, pero no el único.

El brasileño Rodrigo Lima, principal artillero del campeonato con 17 goles, el medio Custódio, ex del Sporting, o incluso Nuno Gomes, estandarte del Benfica en la última década, son otros tres jugadores aprovechados por el técnico bracarense, que optimiza sus recursos tal y como José Mourinho hizo en sus comienzos en Leiria y Oporto.

Bajo la dirección de Antonio Salvador, el club también ha saneado sus cuentas y ha registrado lucrativas ventas, como la de su lateral derecho Sílvio al Atlético de Madrid en 2011 -seis millones- o la de su portero Eduardo, ahora en el Benfica, pero que se marchó en el 2010 al Génova a cambio de cuatro.

A pesar de que columna vertebral es brasileña -Leandro Salino, Márcio Mossoró, Alan Osório o el propio Lima-, el Braga presume de contar en su once con más portugueses que el Oporto, el Benfica y el Sporting.

Los jóvenes extremos Ukra y Hélder Barbosa, claves para desarmar las defensas contrarias, el portero Quim o el medio Rúben Amorim, ambos internacionales, han ganado peso en el equipo.

Con tan solo 24 puntos por disputar, el Braga tiene casi agarrado el tercer puesto que da acceso a la previa de la Liga de Campeones -aventaja en once al Sporting, cuarto, y Marítimo de Funchal, quinto-, aunque le aguarda un difícil calendario con enfrentamientos con los tres colosos lusos.

"Mantengo el discurso. Mientras no consigamos concluir los objetivos que teníamos -asegurar los puestos europeos-, no podemos trazar otros", refirió el impasible Jardim, al término de la última victoria en Liga ante el colista Uniao de Leiria (2-1).

Los arsenalistas, calificativo que alude a la afinidad histórica que la entidad lusa guarda con el Arsenal de Londres, con el que comparte el rojo de la equipación, tienen en sus más de seis décadas de historia la Copa de Portugal de 1966 y la Intertoto del 2008 como principales logros.

Subcampeón de la Liga Europa el pasado año y del campeonato luso hace dos, el conjunto norteño aspira en este último tramo a convertirse en un nuevo Boavista -vencedor de la Liga en el 2001- y romper el triunvirato que ha dominado la historia del fútbol luso.

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