El brasileño Diego, ante su última oportunidad en Europa

  • El brasileño Diego Ribas, cedido por una temporada desde el Wolfsburgo alemán al Atlético de Madrid, afronta en España su última oportunidad en el fútbol europeo, en el que las dos últimas temporadas, incluido un irrelevante paso por el Juventus en 2009-10, han devaluado sus indudables condiciones futbolísticas.

Iñaki Dufour

Madrid, 31 ago.- El brasileño Diego Ribas, cedido por una temporada desde el Wolfsburgo alemán al Atlético de Madrid, afronta en España su última oportunidad en el fútbol europeo, en el que las dos últimas temporadas, incluido un irrelevante paso por el Juventus en 2009-10, han devaluado sus indudables condiciones futbolísticas.

Llamado a ser una estrella del fútbol mundial, hace apenas tres años, cuando lideraba el juego ofensivo del Werder Bremen, cuando promediaba casi trece goles por temporada en la Bundesliga y cuando media Europa estaba interesada en su fichaje, incluido el Atlético, su polémica personalidad y un rendimiento por debajo de las expectativas le relegaron a un papel secundario.

No triunfó hace dos años en el Juventus, que pagó 24,5 millones de euros por su traspaso desde el Werder Bremen, ni el pasado curso en el Wolfsburgo, que lo recuperó para la liga alemana por 15 millones y que ahora, una temporada después, no cuenta para el técnico Félix Magath.

En Italia jugó 46 choques entre Liga, Liga de Campeones y Liga Europa y logró cinco tantos, pero nunca asumió el liderazgo ni el papel decisivo que le reclamaba el club y la millonaria inversión para su fichaje desde el Werder Bremen, mientras que en Wolfsburgo disputó 30 partidos y marcó seis goles durante la pasada campaña.

Su salida del club alemán este verano era la única solución posible para el Wolfsburgo, con el que tiene contrato hasta 2014, y Diego, que también ha perdido en el último año todo su protagonismo en la selección brasileña, en la que ha pasado de doble campeón de la Copa América a ni siquiera entrar en las convocatorias.

Ahora, a sus 26 años, el Atlético le ofrece una nueva oportunidad. Necesita reivindicar su talento, sus cualidades y su indiscutible capacidad técnica bajo la mirada del balompié europeo y debe recuperar el crédito que se ganó a golpe de fútbol, de pases, de regates y de goles durante tres años en el Werder Bremen.

En ese equipo, entre 2006 y 2009, disfrutó con sus mejores años en Europa. En tres temporadas maravilló al fútbol mundial. Y demostró un notable potencial goleador, con 38 goles, a pesar de su condición de centrocampista ofensivo, en 84 encuentros en la Bundesliga. Marcó 12 en 2006-07, 13 en 2007-08 y 13 en 2008-09.

Y añadió buenos números en competición europea: 18 partidos y cinco goles en Liga de Campeones y 18 encuentros y ocho dianas en la Liga Europa.

También rindió en el Oporto, en el que jugó dos años, con 49 choques disputados de Liga, diez de Liga de Campeones y dos goles, y con el título de la Copa Intercontinental en 2004 ante el Once Caldas, en un duelo en el que sufrió una expulsión insólita. Fue en la tanda de penaltis por insultar al guardameta rival.

Su primer equipo fue el Santos brasileño. En compañía de Robinho, ambos, aún muy jóvenes, irrumpieron con fuerza en el equipo y ganaron dos títulos. Diego salió del club en 2004 rumbo al Oporto, por siete millones de euros, y con la misión de sustituir a Deco.

Eran tiempos dorados para Diego, que ahora, tras épocas de éxitos en el Oporto y el Werder Bremen y de decepciones en el Juventus y el Wolfsburgo, seguirá su camino en el Atlético de Madrid, con la obligación de triunfar de nuevo como aquel joven con talento y goleador que daba sus primeros pasos por Europa hace un lustro.

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