El Camp Nou recibe la tormenta institucional con relativa indiferencia

  • El debut como presidente en el Camp Nou de Josep Maria Bartomeu estuvo marcado por la calma ambiental, si bien el aficionado azulgrana que siguió en directo el duelo ante el Málaga, no vivió ajeno a la tormenta institucional acontecida esta semana.

Víctor Martí

Barcelona (España), 26 ene.- El debut como presidente en el Camp Nou de Josep Maria Bartomeu estuvo marcado por la calma ambiental, si bien el aficionado azulgrana que siguió en directo el duelo ante el Málaga, no vivió ajeno a la tormenta institucional acontecida esta semana.

Quizá por la plácida victoria del primer equipo ante los malacitanos (3-0), la calma reinó entre el público del Camp Nou, a diferencia de otros periodos de inestabilidad en el palco azulgrana, donde la mala marcha del equipo contribuyó a crispar el ambiente en la grada.

La rapidez de los acontecimientos extradeportivos parece haber cogido en fuera de juego al 'soci' azulgrana. Poco podían imaginar los 39.299 valientes que asistieron al Barcelona-Getafe del pasado 8 de enero, que ése iba a ser el último partido que Sandro Rosell presenciaría en el Camp Nou como presidente del club.

El Barça ganó entonces 4-0, Messi ofreció su primera exhibición tras su lesión y el aficionado agradeció las buenas sensaciones del equipo con una cerrada ovación.

En apenas 18 días, marcados por la querella interpuesta por el socio Jordi Cases contra el exmandatario azulgrana por apropiación indebida en el fichaje de Neymar, la tortilla institucional de la entidad se ha girado de tal manera que hoy, en el partido de Liga ante el Málaga, el asiento reservado al presidente lo ocupaba otro inquilino: Josep María Bartomeu.

La última vez que se vivió una situación similar fue en el año 2003, en el ocaso de la oscura era de Joan Gaspart. El hostelero, a diferencia de Rosell, sí vio como el Camp Nou le giraba la espalda con una tremenda 'pañolada' después de que el equipo entrenado por Louis Van Gaal cayera derrotado ante el Sevilla por 0-3. Era un 15 de diciembre 2002 y, pese a la crispación social, el entonces presidente aguantó en el cargo dos meses más.

Su relevo lo asumió el empresario Enric Reyna que, como Bartomeu, no pasó por las urnas para hacerse cargo con el timón del club durante tres meses.

El cuadrigésimo presidente de la entidad entró a las 20.12 al Camp Nou, a pie, procedente de las oficinas donde trabajó durante toda la tarde. En su trayecto estuvo acompañado por una nube cámaras y socios que, en su mayoría, le dieron ánimos. Sereno y sonriente aceptó fotografiarse con todos los aficionados que se lo pidieron. Siempre con una sonrisa, sin tensión.

Entre los presentes se encontraban Montse y Rosa, dos socias de Santa Cristina d'Aro (Girona) que mostraban una pancarta de apoyo al antecesor de Bartomeu.

"Sandro: Laporta, Cases y la Central Lechera (en referencia al Real Madrid) te han hecho la cama", decía el mensaje. Al verlo, Bartomeu exhibió la enésima sonrisa de la noche y con un par de "gracias" agradeció el gesto de las socias.

El tema estrella en los habituales chascarrillos que se forman antes de los partidos no era otro que la dimisión de Rosell. Las opiniones eran múltiples, si bien la palabra "surrealismo" era de las más repetidas.

"Es un poco surrealista. (Rosell) dimitió y al día siguiente se presentaron los números de la operación Neymar. Debe haber algo más. Dicen que quizá tiene problemas en Brasil", opinó a Efe Sergi mientras repasaba lo acontecido con su amigo Dani antes de entrar al estadio.

"Si la pelota entra no tiene por qué afectar a la estabilidad del club. Ahora, si no entra, ya veremos", agregó su amigo.

Más vehemente se mostró Lluís, muy crítico con el socio querellante: "Lo que tendría que hacer la junta directiva con Jordi Cases es echarlo del club. Se lo está cargando todo".

En su opinión, el socio no debería saber el monto total del fichaje de Neymar. "Me da igual lo que haya costado porque es bueno para el Barça", añadió mientras discutía acaloradamente con Jordi y Miquel, sus compañeros de asiento.

En el estadio apenas se vio una pancarta que tapó uno de los plafones publicitarios de Qatar Airways, el patrocinador principal del club. El mensaje inequívoco: "Bartomeu tampoco, elecciones ya". Ésa fue la única piedra en el zapato del nuevo presidente en un plácido debut.

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