El control de daños de Bartomeu y el favor personal de Luis Enrique

    • Josep María Bartomeu fue intuyendo cómo su equipo podía meterse un galletazo esta temporada y no ganar nada. Trazó una estrategia clara que olía a una huída hacia delante.
    • La reunión pública de Zubi y Luis Enrique y el efectismo del anuncio de la renovación de Messi fueron dos maniobras disuasorias.
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Ulises Sánchez-Flor

Josep María Bartomeu, todavía presidente del Barcelona si resiste a la presión social y mediática y no se ve obligado a convocar elecciones, se adelantó a la jugada que veía venir. No es que fuera un adivino ni un visionario, pero fue intuyendo cómo su equipo podía meterse un galletazo esta temporada y no ganar nada. Trazó una estrategia clara que olía a una huída hacia delante. Primero mandó a Andoni Zubiarrreta, el director deportivo más cuestionado en los últimos años en el Barcelona, que se reuniera de forma pública con Luis Enrique en su casa de Gavá (Barcelona). Ya tenía el sí del 'Tata' Martino para anunciar su despedida, en caliente y bien pagada, en el momento que se perdiera el título liguero. Luis Enrique no podía decir que no porque estaba ante la oportunidad de su vida y se lo pidieron como un favor personal.

El día antes de jugarse la 'final' en el Camp Nou se produjo una doble noticia. Primero se anunció el acuerdo de adecuación del contrato de Messi y luego Luis Enrique se despidió como técnico del Celta. No ha dado puntada sin hilo el estratega Bartomeu. Hasta tiene la lista preparada de las bajas y los afectados lo saben. Algunos lo han ido soltando antes de tiempo (Mascherano, Dani Alves, Cuenca...). Otra cosa más difícil es la nómina de altas porque los fichajes son materia peliaguda y en los detalles van muchos millones de euros. Tiene buena experiencia con todo el lío de los contratos que él negoció con el Santos para fichar a Neymar. Y con su padre.

La estrategia de Bartomeu es de manual, de un presidente inteligente y habilidoso. No es torpe este empresario con cara de niño bueno y aspecto cercano. Ha preparado todo el terreno para amortiguar el golpe que se veía venir y empezó con el favor de la FIFA de suspender cautelarmente la sanción por la que fue castigado a no fichar jugadores. Con el sí de la FIFA se sucedieron todos los acontecimientos anunciados anteriormente. Llama la atención lo de Messi porque no es ninguna renovación. Es una simple adecuación de contrato que significa que se le sube la cantidad de dinero que va a cobrar sin tocarle la cláusula ni la fecha de finalización. En definitiva, que Bartomeu tira la casa por la ventana para pagarle 20 millones de euros netos por temporada y tenerle más contento. Otro incendio sofocado.

Así ha ido apagando fuegos el presidente del Barcelona, al que ahora le toca jugar los partidos más difíciles. Primero que no haya un brote de revolución social-mediática que le pida pasar por las urnas o que la oposición se caliente y se movilice, que no está descartado. El siguiente paso es acertar con los fichajes. Esto no es fácil porque en el mercado le están esperando los clubes para meterle el sablazo pertinente a un club que saben que está necesitado de vender ilusión y que se va a gastar la pasta sí o sí.

Luis Enrique va sufrir mareos este verano de ver cómo las negociaciones por sus objetivos se vienen abajo unos días y se encarecen otros. Va a tener que tener mucha calma y una buena cabeza para soportar la presión y reconstruir los restos de un naufragio.

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