El infierno derrota al Madrid, pero no lo elimina

  • Lo que faltó en esperanza lo suplió la afición del Galatasaray en gritos. Cada tiro, lejos o cerca de la portería, suscitó un atronador eco bajo la cúpula del flamante nuevo Ali Sami Yen, que no en vano ha heredado el sobrenombre de "infierno" de su predecesor.

Estambul, 9 abr.- Lo que faltó en esperanza lo suplió la afición del Galatasaray en gritos. Cada tiro, lejos o cerca de la portería, suscitó un atronador eco bajo la cúpula del flamante nuevo Ali Sami Yen, que no en vano ha heredado el sobrenombre de "infierno" de su predecesor.

La afición preparó una bienvenida a la altura de la primera aparición del Real Madrid en el nuevo estadio del Galatasaray, inaugurado hace apenas tres años, y orgullo de la ciudad, que lo cuenta entre sus más preciados trofeos para la candidatura olímpica del 2020.

Eso sí, el temprano primer gol del Real Madrid apagó los ánimos como un chaparrón frío y los gritos amainaron de repente. Ni siquiera los contraataques del "Cim Bom" conseguían volver a levantar los decibelios a los niveles de récord Guinness, que la afición del Galatasaray luce orgullosa.

Lo que el frío - apenas 9 grados centígrados - y la alta humedad, que se calaba en las gradas no conseguía (apagar las gargantas), el disparo de Ronaldo lo logró, tras apenas siete minutos.

En la segunda mitad el tanto de Eboué volvió a levantar pasiones y los de Sneijder y Drogba ya llevaron el griterío al paroxismo: ya no sólo se trataba de morir dignamente. De repente todo parecía posible.

Pero el segundo gol de Ronaldo puso fin a los sueños, pero no al estruendo de la hinchada, que vitoreaba su equipo con entusiasmo. El infierno había derrotado al equipo blanco, aunque no logró eliminarlo. Eso sí, esta vez no hubo bengalas - tradición entre los hinchas del Galatasaray -, tal vez debido al eficaz cacheo de entrada. EFE.

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