El milagro olímpico de la URSS ante Estados Unidos cumple 40 años

  • Hoy hace exactamente 40 años que la URSS lograba un hecho histórico en baloncesto: derrotar a la selección americana en unos Juegos Olímpicos. Fue su primera derrota después de 63 partidos olímpicos ganados seguidos y ocurrió, nada menos, que en la final de Munich '72. Fue un duro golpe para los americanos por dos razones: perder contra el gran enemigo de la Guerra Fría y perder por una polémica decisión arbitral.

El salto inicial de la final de los JJOO de Munich '72 entre la URSS y USA
El salto inicial de la final de los JJOO de Munich '72 entre la URSS y USA
lainformacion.com
Manu Albarrán

Hoy es diez de septiembre del año 2012. No es una fecha cualquiera. Una de las mayores gestas del baloncesto olímpico y mundial cumple la friolera de cuarenta años. Hace diez olimpiadas que sucedió uno de los acontecimientos que, a medio plazo, cambiarían el baloncesto para siempre. La hegemonía incontestable de Estados Unidos en baloncesto tocó a su fin en Munich en el año 1972. Fue su gran enemigo -la URSS- la que bajó de lo más alto del podio olímpico a los americanos por primera vez en la historia.

Si a día de hoy Estados Unidos, con sus poderosos jugadores de la NBA, es la mejor selección de baloncesto del mundo, por aquel entonces la diferencia entre los americanos, que no eran profesionales, y el resto de selecciones era aún mayor. La capacidad atlética y el físico de los estadounidenses les permitían asfixiar a sus rivales en defensa y anotar cómodamente en ataque.

Con razón la bandera de las barras y las estrellas se había alzado lo más alto posible en los anteriores siete Juegos Olímpicos. Un total de 63 victorias acumulaba el país de los cincuenta estados en competición olímpico. Un registro a años luz de los demás.

Y hasta la final de Munich, el vendaval estadounidense siguió destrozando a todos los rivales que se cruzaron por su camino. Así, plácidamente, llegó a la final, donde le esperaba su gran enemigo del momento: la URSS. En un contexto de Guerra Fría cualquier enfrentamiento entre estos dos países, aunque fuera un una cancha de parqué, era motivo para sacar a relucir el patriotismo de ambos bandos.

La final, en tres segundos

De la final podríamos decir muchas cosas, como que la URSS aguantó el ritmo impuesto por EEUU y que se supo aprovechar de que no había reloj de posesión para no desgastarse demasiado. El equipo europeo se mantuvo en el encuentro gracias a su labor defensiva y a su capacidad para evitar que la presionante defensa americana les robase balones. Sin embargo, todo comentario de la final queda empañado por lo realmente importante: los últimos segundo de juego.

Contra todo pronóstico, la URSS llegaba tres puntos arriba al último minuto del partido. Jim Forbes anotó para Estados Unidos, dejando el marcador en un 48-47 favorable a los soviéticos. En la siguiente acción, la presión americana dio resultado y Doug Collins robó el balón. Cuando iba a entrar a canasta, un defensor llegó por detrás y le arrolló. El americano se repuso y anotó los dos tiros libres dando ventaja a su equipo.

Quedaban tres segundos por jugarse y el seleccionador ruso pidió tiempo muerto, empero la bola se había sacado ya de fondo y el reloj indicaba que quedaba un segundo y medio por disputarse. El tiro a la desesperada no entró y los americanos eran los campeones. No conforme con lo sucedido el equipo europeo acudió a reclamar porque no se habían jugado los tres segundos que realmente quedaban cuando su entrenador había pedido tiempo muerto.

Lo cierto es que la regla de entonces decía que sólo se podía pedir tiempo muerto si se solicitaba antes de que se lanzase el segundo tiro libre. Aún a día de hoy la acción parece muy difícil de arbitrar.

Tras un rato largo de decisión, los árbitros decidieron reanudar el encuentro con tres segundos en el luminoso y saque desde su fondo de la URSS. Las quejas americanas de nada sirvieron. Había que jugar.

El resto es historia: la URSS sacó en largo, con un pase de 'béisbol' -como se dice en el argot baloncestístico- que atravesó todo el campo. Sergei Belov saltó más que su defensor americano y cogió el balón debajo del tablero rival. Sin oposición anotó la canasta que le daba el oro a la URSS por un marcador final de 50 a 49.

Protesta formal americana y rechazo de la medalla

En ese mismo momento, los jugadores americanos acudieron a protestar, pero los árbitros no volverían a cambiar su decisión. Esa misma noche, Estados Unidos interpuso una protesta formal y, enseguida, hubo una reunión especial de cinco representantes de la FIBA para analizar lo sucedido. Por tres votos a dos se decidió dar el partido por ganado a la URSS. Curiosamente los jueves polaco, cubano y húngaro votaron a favor de la URSS, mientras que el italiano y el puertorriqueño votaron a favor de Estados Unidos.

Como EEUU seguía sin aceptar el resultado, se negó a ir a recoger la medalla, acontecimiento único en los Juegos Olímpicos. Aquel día, con o sin polémica, se dio el primer pasito en el baloncesto para demostrar que EEUU no era imbatible. De hecho, 8 años después perderían de nuevo en la final (esta vez ante Yugoslavia) y ocho años más tarde se quedarían en la semifinal. Así, poquito a poco las selecciones FIBA le han idoc comiendo el terreno a una selección americana que, igualmente, sigue siendo el rival a batir.

Sigue @manualbarran

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