El Naranco viste de rojo a Horner y devuelve la sonrisa a Purito

  • El jersey rojo de líder ya luce en el armario del estadounidense Chris Horner (Radioshack) tras superar de nuevo al italiano Vincenzo Nibali, esta vez en la cima del Naranco, donde Joaquim "Purito" Rodríguez (Katusha) recuperó la sonrisa con una victoria en solitario.

Carlos de Torres

Alto del Naranco (Oviedo), 13 sep.- El jersey rojo de líder ya luce en el armario del estadounidense Chris Horner (Radioshack) tras superar de nuevo al italiano Vincenzo Nibali, esta vez en la cima del Naranco, donde Joaquim "Purito" Rodríguez (Katusha) recuperó la sonrisa con una victoria en solitario.

Sonrisas y lágrimas en el Naranco. Alegría para Horner, vestido con "la roja", a un Angliru del triunfo final, dicharachero con su gracioso "spanglish". Alegría para el inédito "Purito", que recuperó su versión explosiva para volver al podio. No apostaba "un duro" por él, pero el equipo le puso en la lanzadera y respondió como antaño. Ganando.

Lágrimas para Nibali. Se veía venir después de los pinchazos de Formigal y Peña Cabarga. A la tercera fue la vencida. El "Tiburón de Messina" se ahoga. Recibió un bocado de Horner de seis segundos. Suficientes para despojar al siciliano del maillot rojo después de ocho días de líder.

La Vuelta tiene toda la pinta de poner en su palmarés al ganador más veterano de la historia. Chris Horner, a punto de cumplir 42 años de calendario, lo tiene cerca. Es el más fuerte y solo le resta rematar la faena este sábado en el Angliru, cuyas cuestas le vienen de maravilla. "Me gustan las subidas duras", sonríe.

Lo saben sus rivales, que se reparten buenas dosis de resignación. "Horner está un escalón por encima", admiten. Pero como tienen su corazoncito y el Angliru es un puerto temible tampoco es cuestión de tirar la toalla. Nibali defenderá la segunda plaza a tres segundos del americano y Valverde se agarra a alguna táctica milagrosa para limar los 1:06 que le separan del jefe del Radioshack.

Purito, tan feliz él con su etapa, sin presión, es cuarto a 1:57. Qué elegante estaba el catalán con la montera "picona" asturiana. "Si, he recuperado toda la sonrisa", repetía una y otra vez.

Tercero en el Tour de Francia, aún no había mostrado sus poderes en esta Vuelta, la de los muros, la que se acomodaba a sus condiciones. Le suplantó su compañero Dani Moreno, ganador en las cimas de Fisterra y Valdepeñas de Jaén.

El día menos pensado, a un kilómetro de meta, llevó la tabla de salvación. Sin querer. "Mandé parar al equipo porque iban muy rápido, pero me dijeron que adelante. No daba un duro por mi". Ese poco caso que le hicieron sus compañeros del Katusha le llevó a Purito a salvar su Vuelta. "Ya tengo lo que quería".

La decimoctava etapa entre San Vicente de la Barquera y el Alto del Naranco, de 181 kilómetros, tenía cita en la subida ovetense. Hasta entonces una escapada puso algo de aliciente. Se escaparon 9 hombres, entre ellos se sublevaron un buen número de kilómetros el austríaco Priedler (Argos) y el noruego Boasson Hagen (Sky).

Ambos con la misma suerte del el portugués Mendes (NetApp), que se hizo en solitario los casi seis kilómetros de ascenso al Naranco, pero fue devorado a dos de meta por el impulso del Saxo, que llevaba en volandas a Roche.

Hasta que apareció Purito. No tan veterano como Horner, tiene 34 años; ni tan fuerte, pero con el orgullo picado por no haberse dado aún un garbeo por el podio. Explotó el de Parets. Una apuesta por los demás, por los suyos, que le dijeron "venga, vamos", porque por él, tal vez hubiese visto desde atrás el dorsal del líder americano.

Purito firmó su séptima victoria en la Vuelta y la tercera de la temporada. Un golpe moral antes del Angliru, una final para los grandes. "Más lejos estaba en el Tour y no tiré la toalla". Habrá batalla en el coloso asturiano.

Mañana se disputa la vigésima etapa entre Avilés y el Alto del Angliru, de 142 kilómetros. El ascenso final de 12,2 kms al 10 por ciento de desnivel medio y rampas de hasta el 25 emitirá su veredicto.

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