El Quevilly, de tercera división, afronta la final de la Copa de Francia

  • El modesto Quevilly, un equipo normando de tercera división, afronta el próximo sábado la final de la Copa de Francia contra el Lyon, el último episodio de una epopeya que les ha llevado a eliminar a dos conjuntos de primera como el Olympique de Marsella y el Rennes.

París, 26 abr.- El modesto Quevilly, un equipo normando de tercera división, afronta el próximo sábado la final de la Copa de Francia contra el Lyon, el último episodio de una epopeya que les ha llevado a eliminar a dos conjuntos de primera como el Olympique de Marsella y el Rennes.

Será la segunda vez que esta formación de jugadores, compuesta esencialmente por no profesionales de un pueblo de 10.000 habitantes de las afueras de Rouen llegue a la final de la Copa de Francia, una hazaña que ya hicieron sus antepasados en 1927, cuando perdieron contra el Marsella por 3-0.

Pero en esta ocasión, su recorrido en la Copa ha despertado una fuerte admiración en el país y se ha colado incluso en la campaña electoral por la presidencia que vive Francia.

El ultraderechista Frente Nacional, partido que proclama el proteccionismo a ultranza de los productos franceses, ha utilizado el ejemplo de la formación normanda y de sus "valores deportivos ejemplares" como contraposición al "fútbol globalizado" que practica el Lyon, arquetipo del "fútbol 'bussines' y de los salarios indecentes".

Sus jugadores disfrutan estos días de una fama a la que no están acostumbrados y de algunos de los lujos que tienen las estrellas del fútbol.

La Federación Francesa de Fútbol (FFF) ha puesto a su disposición el centro de entrenamiento de Clairefontaine, donde entrena la selección gala, para que preparen un encuentro que tendrá como escenario el Estadio de Francia, con capacidad para 80.000 espectadores.

La prensa escudriña las historias de esta formación dirigida por un ex futbolista de 45 años, Régis Brouard, un habitual de equipos de categorías inferiores que ha embaucado a los medios con un carácter espontáneo y abierto.

Su sueño pasa por emular, una tercera vez, la gesta de David contra Goliat.

Como hicieron en los cuartos de final contra el Marsella, al que acabaron dejando fuera de la competición en un intenso partido que se resolvió en el último suspiro de la prórroga, cuando Ayina marcó el tercer tanto de su equipo.

O como hicieron en semifinales, cuando comenzaron perdiendo contra el Rennes pero remontaron con dos goles en contra, el último cuando el reloj ya había consumido tres minutos del tiempo reglamentario.

Dotados de una fe a toda prueba, el Quevilly ha igualado ya la gesta del Calais, que en el año 2000, de la mano del técnico de origen español Ladislas Lozano, se coló en la final de la Copa de Francia.

En aquella ocasión, los jugadores de cuarta división, todos ellos aficionados, sucumbieron ante un Nantes en plena forma.

Ahora, el Quevilly espera cambiar el curso de la historia frente a un Lyon en horas bajas.

El equipo de Rémi Garde pelea por salvar una temporada, lo que pasa por ganar la Copa de Francia, el único título al que aspira, y por lograr una plaza clasificatoria para la próxima edición de la Liga de Campeones, algo que, hoy por hoy, parece muy complicado.

Entretanto, el Quevilly encarna mejor que nadie el fútbol francés, donde un tercera con un presupuesto de 1,9 millones (79 veces menos que el Lyon) juega la final de la Copa y el Montpellier, que tiene uno de los presupuestos más bajos de la primera división, se apresta a ganar la liga.

Mostrar comentarios