
El Sevilla tenía una buena referencia sobre cómo jugarle al Madrid en el Bernabéu. El miércoles el Bayern llegó a la Castellana sabiendo que tenía que tener más jugadores en el medio del campo, con dos extremos rápidos, un delantero que no fallara y, sobre todo, una defensa férrea.
Míchel vio el partido de Champions y apostó por la misma fórmula. Trochowski, Deivid y Rakitic debían ganar la partida a Xabi Alonso y a Granero en el medio. Los papeles de Robben y Ribéry eran para Reyes y Navas, mientras que Negredo haría de Mario Gómez.
Lo que no entraba en los planes de Míchel es que sus jugadores tuieran un día tan aciago. Los cuatro defensas apenas pudieron detener a la ofensiva blanco, que llegaba hasta Javi Varas siempre que quería. Tan sólo en la primera parte, el portero evitó un par de goles con grandes paradas. Se echaban en falta a los Alaba, Badstuber y compañía.
Inicio loco como ante el Bayern
Pero quizá peor fue lo de los atacantes. Ni Reyes, ni Navas, ni Negredo estuvieron finos. Es cierto que el Madrid aceptó el planteamiento de Míchel y, como ante el Bayern, el partido fue un ida y vuelta en los primeros minutos.
Navas y Reyes fueron dos puñales a los que sólo las faltas de Marcelo, Arbeloa y Ramos pudieron frenar. Sin embargo, ambos tuvieron dos ocasiones clarísimas ante Iker que desperdiciaron. Después del tercer gol blanco, desaparecieron del partido.
Negredo se unió a la negra mañana de sus compañeros. Comenzó el partido golpeándose dos veces en las costillas, una ante las vallas que separan el campo de las gradas y otra ante Jesús Navas, y la acabó en el banquillo, una vez que Míchel vio imposible la remontada.
Entre medias, el madrileño falló la ocasión más clara de su equipo. El Sevilla lanzó una contra, el balón le llegó a Negredo que se plantó solo ante Iker. El delantero intentó una vaselina pero el balón se fue por encima del larguero.
Desde el banquillo, Míchel asistía impotente al cúmulo de errores de su equipo. Después del doblete de Benzemá dio el partido por perdido y tuvo que reconocer que su Sevilla no tiene un Mario Gómez que marque ni un Alaba que pueda frenar a Cristiano Ronaldo o Benzemá.
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