El Sky vacila

  • de-Bigrre (Francia), 7 jul.- Se esperaba que el Sky fuera una fortaleza insalvable, un castillo infranqueable que iba a dominar la carrera en todos sus detalles sin dejar milímetro alguno a sus rivales, pero la segunda etapa pirenaica demostró que el equipo británico también vacila.

Luis Miguel Pascual

Bagneres-de-Bigrre (Francia), 7 jul.- Se esperaba que el Sky fuera una fortaleza insalvable, un castillo infranqueable que iba a dominar la carrera en todos sus detalles sin dejar milímetro alguno a sus rivales, pero la segunda etapa pirenaica demostró que el equipo británico también vacila.

A un acelerón de los Garmin en el primero de los cuatro puertos de primera de la jornada, el equipo se deshilachó y solo su líder, el británico Chris Froome, vestido de amarillo desde la víspera, aguantó entre los mejores.

Su lugarteniente, el australiano Richie Porte, y la totalidad del resto del efectivo, se quedaron rezagados, víctimas de la fatiga tras la dura etapa de Ax 3 Domaines, donde trabajaron sin reposo para que Froome ganara la etapa y se vistiera de amarillo.

A diferencia del año pasado, cuando el dúo formado por Bradley Wiggins y Froome no dejó entrever dudas, el Sky versión 2013 no parece tan sólido.

"Nunca había sufrido tanto encima de una bicicleta, nunca me había visto tan pronto sin gregarios", confesó Froome al término de la etapa.

El británico, sin embargo, no pareció pasar demasiadas angustias y respondió con soltura a los cuatro ataques lanzados por el colombiano Nairo Quintana en el último puerto.

Froome consideró "normal" el desfallecimiento de sus compañeros tras el duro trabajo de la víspera, e incluso lo vio como un signo de que los Sky, que se presentaban como sospechosamente imbatibles, son "humanos, como los demás".

El maillot amarillo, que parece responder con más calma a las preguntas sobre el dopaje que le hacen los periodistas de lo que el año pasado hacía Wiggins, tiene ya una coartada para rechazar la comparación entre su equipo y el US Postal del apestado Lance Armstrong.

Una desventaja en la carrera pero un apoyo en la cruzada de Froome por demostrar que su equipo va limpio, pese a los impresionantes resultados que obtiene y que su anunciada victoria en el Tour está basada en el duro entrenamiento y no en el consumo de sustancias prohibidas.

"No he consumido nada, mi momento de forma es el resultado de meses y meses de entrenamiento", afirmó Froome, que un día antes había asegurado que se ha marcado como meta demostrar que el ciclismo actual nada tiene que ver con los años negros de la era Armstrong.

El británico nacido en Kenia tiene labor por delante para acabar con las sombras que pesan sobre una formación que, hasta hoy, no había flaqueado nunca.

Los hombres de negro han bajado hoy del cielo (Sky significa cielo en inglés) y han mostrado que sus supuestos poderes sobrenaturales son pura ciencia ficción.

El australiano Porte, ganador este año de la París-Niza, que ayer fue segundo de la etapa y de la general, perdió 18 minutos en la meta de Bagneres-de-Bigorre y dejó escapar de forma definitiva toda opción de luchar por el podium.

Y fue el segundo mejor de los soldados de Sky, ya que el resto perdieron todavía más tiempo. El peor parado fue el bielorruso Vasili Kirienka, el hombre llamado a controlar la carrera durante el llano, que acabó fuera de control y no podrá tomar mañana la salida.

El británico Peter Kennaugh, impresionante ayer en su trabajo para Froome, sufrió una aparatosa caída en el ascenso del primer puerto, el Portet d'Aspet. Cayó por un precipicio y tuvo que escalar para volver a la carretera, algo que consiguió hacer, aunque laminado de multitud de vendajes.

Su parte de heridas se asemeja al que acumula desde el inicio del Tour el británico Geraint Thomas.

A Froome le queda un ejército mermado, aunque sigue siendo una tropa temible. Nada hace presagiar que Porte no vuelva a recuperar la forma tras la pájara de hoy y el australiano puede volver a guardar las espaldas de su líder.

El Sky ha temblado pero lo esencial, la ventaja de su líder, sigue a salvo.

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