El Zaragoza ya empieza a preguntarse a qué aspira esta temporada

  • Las dudas ya han empezado a entrar en el ánimo de todos los componentes del Real Zaragoza que, con dos tercios de la Liga Adelante consumidos, empiezan a no saber si mirar hacia arriba o hacia abajo en la clasificación.

José Luis Sorolla

Zaragoza, 3 mar.- Las dudas ya han empezado a entrar en el ánimo de todos los componentes del Real Zaragoza que, con dos tercios de la Liga Adelante consumidos, empiezan a no saber si mirar hacia arriba o hacia abajo en la clasificación.

A pesar de que está a un solo punto de Las Palmas, que cierra la promoción de ascenso, la brecha con los dos primeros, Eibar y Deportivo, que es el camino más corto para regresar a Primera División, es enorme y está a once puntos.

Además por el retrovisor, y aunque la maños son séptimos, ya divisan a los equipos de la zona de descenso que le hacen sentir su aliento. El Alavés está a cinco puntos, y Alcorcón y Mirandés están a uno más, y el único que está a una distancia más amplia es el colista Girona a ocho.

En su condición de recién descendido el equipo aragonés comenzó la temporada con el punto de mira apuntando hacia un único sitio, el retorno por la vía rápida a Primera División aunque, por su manera de actuar, casi siempre dejó entrever muchas dudas que, con el discurrir de la competición, lejos de disiparse se han ido incrementando.

La trayectoria del equipo que entrena Paco Herrera en la categoría de plata se está moviendo en continuos dientes de sierra, aunque hasta la fecha todavía no ha estado en ninguna oportunidad en puestos de ascenso directo, mientras que a las plazas de descenso ya cursó visita en la cuarta jornada.

Al prometedor arranque de 2014 con un mes de enero en el que sumó diez de los doce puntos en juego, que le llevaron a dar por bueno el cierre del mercado de invierno sin realizar ninguna incorporación salvo la del central César Arzo en diciembre, le ha seguido la debacle de febrero y la primera fecha de marzo. Dos puntos de quince posibles que empiezan a hacer temer lo peor a muchos.

Paco Herrera emprendió el viaje del pasado fin de semana a Huelva con la convicción de que de no conseguir un resultado positivo su puesto podía estar en juego.

El principal inconveniente y por el que ya no fue cesado el pasado mes de noviembre cuando casi tocaron fondo con tres derrotas consecutivas es el económico y su contrato, sin condicionantes con la entidad maña, por dos temporadas.

El técnico catalán ha asegurado que ve capacitado a su equipo para conseguir hasta el final de temporada las cuatro victorias que calcula necesitan para asegurarse la permanencia y no tener que empezar a mirar hacia detrás porque es algo que "no contemplo".

Algo más destempladas fueron sus afirmaciones al finalizar el choque con los onubenses al ser interpelado sobre la posible sustitución. "Si me tienen que echar, que sea ya. No puedo estar permanentemente en esta situación. No puedo depender de si gano, empato o pierdo", afirmó.

La cuerda entre Herrera y el equipo que dirige Jesús García Pitarch, en quien ha delegado prácticamente todas sus funciones Agapito Iglesias, está cada vez más tensa y amenaza con romperse en cualquier momento y con consecuencias difícilmente predecibles para un equipo que cuenta en la primera plantilla con solo dieciocho jugadores.

A las diferentes cuestiones deportivas y de rendimiento se unen los continuos sobresaltos extradeportivos que impiden, una semana tras otra, fijar la atención en el siguiente encuentro que en definitiva es donde deben conseguir los puntos que le permitan seguir mirando hacia arriba u obligarle a empezar a girar el cuello para ver cómo están las cosas por detrás.

Entre los muchos frentes abiertos en las últimas fechas han sido especialmente llamativas las comparecencias ante el juez en la Ciudad de la Justicia de Zaragoza del accionista mayoritario Agapito Iglesias, eso si por cuestiones ajenas al fútbol, o "el despido objetivo por causas económicas" de los veteranos Javier Paredes y José María Movilla.

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