Emery afrontará su cuarto año en el Valencia con la necesidad de definir un estilo e imprimir carácter

  • Valencia.- El entrenador vasco Unai Emery afrontará su cuarta temporada al frente del Valencia con la necesidad de definir un estilo de juego además de imprimir carácter a un equipo que desde su llegada ha fallado en algunos momentos concretos en los que se precisaba un plus de competitividad.

Emery afrontará su cuarto año en el Valencia con la necesidad de definir un estilo e imprimir carácter
Emery afrontará su cuarto año en el Valencia con la necesidad de definir un estilo e imprimir carácter

Valencia.- El entrenador vasco Unai Emery afrontará su cuarta temporada al frente del Valencia con la necesidad de definir un estilo de juego además de imprimir carácter a un equipo que desde su llegada ha fallado en algunos momentos concretos en los que se precisaba un plus de competitividad.

La consecución de tercera plaza de la Liga las dos últimas temporadas y el consiguiente acceso directo a la Liga de Campeones ha sido el logro más importante del Valencia de Emery en dos campeonatos en el que los registros de Barcelona y Real Madrid han quedado muy lejos de alcance del resto de clubes.

Mientras los registros y números conseguidos en la Liga pasada y en la actual se han convertido en la base por la que el consejo de administración del Valencia ha vuelto a poner en manos de Emery el nuevo proyecto, desde el entorno del club se le reclama al técnico "algo más".

A pesar de su meritoria actuación en Liga, algunos aspectos de la dirección y gestión de equipo han dejado en los tres años que lleva al frente del Valencia la sensación de que su trabajo no ha sido completo, lo que no ha impedido que sea el primer entrenador inicia una cuarta campaña en el equipo en los últimos cuarenta años.

Una de las críticas que ha recibido el entrenador de Hondarribia es la falta de un estilo de juego que identifique al equipo del mismo modo que conjuntos como el Barcelona, Real Madrid o Villarreal tiene un patrón reconocible sobre el terreno de juego.

Unida a esta indefinición de estilo, aunque Emery ha contado con algunos futbolistas como firmes titulares, en las alineaciones del entrenador guipuzcoano se ha producido una continua entrada y salida de jugadores que ha impedido la consolidación de un once fijo que el aficionado pueda identificar.

Quizá uno de los puntos más criticados ha sido la sucesión de problemas de indisciplina, tanto deportivos como extradeportivos, de algunos miembros de la plantilla que transmiten una sensación de un control insuficiente del vestuario por parte del Emery.

Igualmente, el técnico también deberá centrar su trabajo en su cuarto año en potenciar la ambición y el carácter del equipo en momentos decisivos de la temporada, y evitar que se repitan situaciones como las vividas en la recién concluida temporada en la Copa del Rey con el Villarreal o la Liga de Campeones en la Liga de Campeones con el Schalke 04.

Así, en los momentos en los que el equipo debió de mostrar su mejor versión vio como el Villarreal le marcaba cuatro goles en la segunda parte del partido de vuelta en El Madrigal y lo dejaba fuera de la Copa, mientras que en Europa el conjunto alemán también aprovechó un bajón competitivo del Valencia en la vuelta para doblegar al equipo de Emery.

Tampoco ha logrado el reconocimiento unánime de una grada que, en cualquier caso, tampoco ha sido tan vehemente con el técnico vasco como en su día lo pudo ser con otros entrenadores, como fue el caso del Héctor Cúper e incluso con Quique Sánchez Flores.

Con todo ello, el público de Mestalla volverá a ver junto a la línea de banda a un técnico inquieto, gesticulante, participativo, persistente en sus indicaciones y capaz de transmitir sus alegrías y decepciones de la forma más expresiva.

Son los resultados los que le han abierto las puertas de la renovación, tras haber dirigido al equipo en 180 partidos oficiales de los que ha ganado ochenta, con 43 empates y 37 derrotas y con cerca de trescientos goles a favor y de doscientos en contra.

El reto es recortar diferencias con el Barcelona y el Real Madrid en la Liga y no sufrir tanto como en los últimos años en los partidos de 180 minutos de la copa del Rey o la Liga de Campeones, en los que ha vivido sus mayores decepciones.

César Toldrá

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