El Valencia ensayó sin suerte casi una decena de jugadas diseñadas en el laboratorio de Unai Emery. Rozando el gol unas y la incomprensión otras, ninguna acabó en las mallas del colosal Esteban, que consiguió sacarle una mueca de rendición al infatigable Roberto Soldado tras dos remates consecutivos que se encontraron con las manos del portero costarricense.
Tino Costa estuvo a punto de marcar de falta en el ecuador del primer tiempo, lo que habría hecho justicia al dominio español. Durante media hora el AZ toreó en defensa con Feghouli y las subidas de Mathieu y Jordi Alba pero un grave error en la suerte que más gusta al equipo levantino –los saques de esquina- le dio la primera ventaja al líder de la Eredivisie. Holman, libre de marca, cabeceaba a placer en el segundo palo en el tiempo añadido del primer tiempo.
El gol fue psicológico porque despertó al Valencia, que lejos del nivel del primer tiempo seguía siendo superior. Soldado no acertaba con el remate pero apareció Topal para rematar de cabeza con un magnífico giro de cuello; se puso el disfraz de cisne para marcar su segundo gol de la temporada. Camino de una remontada factible, Jonas desperdició la ocasión más clara tras una cabalgada de Mathieu y el oxígeno de Piatti dio una vida más al equipo.
Pero el partido estaba ya en el terreno que mejor le convenía al AZ Alkmaar. Con Barragán amonestado y anulado en ataque –apenas pasó del centro del campo, nada que ver con su aportación clave contra el PSV- Holman aprovechó el miedo del lateral por no forzar la falta expulsión y le puso un balón a Martens para viajar a Mestalla con ventaja. El Valencia atisba una leve mejoría, pero continúa enfermo.
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