Eusebio Cáceres se queda en la rampa de salida

  • Cuando estaba a punto de inscribir su nombre en la lista de eternas promesas, Eusebio Cáceres se ha presentado en sociedad con una actuación valiente en la final de longitud que, sin embargo, le deja un poso amargo, a un solo centímetro del bronce.

José Antonio Diego

Moscú, 16 ago EFE).- Cuando estaba a punto de inscribir su nombre en la lista de eternas promesas, Eusebio Cáceres se ha presentado en sociedad con una actuación valiente en la final de longitud que, sin embargo, le deja un poso amargo, a un solo centímetro del bronce.

El alicantino se ha pegado con los grandes, a sus 21 años, después de treinta meses de trayectoria irregular, alternando fracasos con destellos de su clase extraordinaria.

Quedarse fuera de la final olímpica de Londres 2012 le sirvió, paradójicamente, para enderezar el rumbo y embarcarse, definitivamente, en el deporte profesional. "Es muy joven, pero se estaba dando cuenta de que estaban pasando las oportunidades", observa José Antonio Ureña, uno de sus entrenadores.

Cáceres extrajo de su fracaso olímpico el aprendizaje adecuado. Un año después el atleta alicantino ha sellado su compromiso definitivo con el atletismo profesional. Ahora trabaja en equipo, con dos técnicos -Ureña y Jesús Gil-, nutricionista, masajista y psicóloga.

El año 2013 ha sido el de su madurez profesional, la temporada en la que ha adquirido consistencia por encima de los ocho metros, la raya en la que es preciso instalarse para cazar, tal vez en el momento más inesperado, el gran salto hacia las medallas internacionales.

Practicante de pruebas combinadas en su etapa juvenil -en 2011 fue campeón de España absoluto de heptatlón-, Cáceres comenzó a especializarse en el salto de longitud con 18 años. A esa edad superó por vez primera los 8 metros y desde entonces alterna el salto con las carreras de velocidad, en las que compite en pie de igualdad con los mejores de España.

Cáceres pertenece al tipo de saltador-velocista, como Carl Lewis, que, por contraste con los de tobillo explosivo, basa sus éxitos en la capacidad para proyectarse en diagonal hacia arriba utilizando la fuerza acumulada durante la aproximación a la batida. Y como todo atletas de fibras rápidas, es muy vulnerable ante las lesiones.

Tiene una marca oficial en 100 metros de 10.37. Sólo 18 españoles han sido más rápidos que él en el ránking histórico, pero el propio Cáceres asegura que ha hecho "cienes" en los entrenamientos cercanos al récord de España de Ángel David Rodríguez (10.14).

Hace dos semanas, en los campeonatos nacionales, Cáceres igualó la marca del tercero en 100 metros (10.45).

Su ligera envergadura (1,75 de estatura, 60 kilos de peso) no autorizaba a sospechar que pudiera alcanzar las cotas a que ha llegado. "Cuando salgo por ahí fuera me sacan todos prácticamente la cabeza, pero ser más pequeño me motiva más para competir con gente que parece superior a mí", comentó a EFE antes de los campeonatos.

Por primera vez en su corta carrera deportiva se veía en Moscú con el cartel de aspirante a medalla, y en unos campeonatos del mundo, pero sabe manejarse bajo presión. "Me gustan los nervios, los necesito para competir", asegura.

Y por si fuera poco, terminó por descubrir sus ambiciones en su primer contacto con la pista del estadio Luzhniki. Un atleta español al frente de la ronda de calificación de longitud en alta competición era un suceso insólito que el miércoles se hizo realidad gracias a su salto, primero y único, de 8,25.

La experiencia, no obstante, le aconsejaba prudencia. En los Europeos de Barcelona 2010 saltó 8,27 en la calificación -récord de Europa júnior- pero el esfuerzo le dejó secuelas físicas que le pasaron factura en la final y terminó octavo.

A Moscú llegaba con la tercera mejor marca del ránking mundial (8,37), con el secreto anhelo de superar la medalla de plata que obtuvo Yago Lamela en Sevilla'99 y, por qué no, hasta igualar el título logrado por Niurka Montalvo en aquellos mismos campeonatos.

Su temporada 2013, clausurada con el regusto amargo del cuarto puesto, es, con todo, para enmarcar. El 12 de julio pasado se proclamó campeón de Europa sub-23 en Tampere (Finlandia), sucediendo, precisamente, a Menkov.

Con 8,37 mejoró su marca en 10 centímetros, se puso tercero en el ránking universal, segundo en el español de todos los tiempos, empatado con Joan Lino Martínez, y batió por un centímetro el récord anterior de los campeonatos, en poder de otro español, Yago Lamela, cuyo récord nacional (8,56) está ya en su punto de mira.

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