Evitar la muerte súbita de un deportista vale 1.500 euros

  • Sólo el Atlético de Madrid somete a todos los jugadores del club a pruebas genéticas para prevenir problemas cardiacos.
De Nigris falleció el lunes en Grecia
De Nigris falleció el lunes en Grecia
lainformacion.com
S. Barriocanal
S. Barriocanal

Antonio de Nigris, el futbolista mexicano que falleció en la madrugada del lunes de un paro cardiaco, amplía la terrorífica lista de jóvenes jugadores que mueren por fallos del corazón. Desde Antonio Puerta a Dani Jarque pasando por el camerunés Foe o el húngaro Feher la muertes casi dejan de ser noticia por hacerse cotidianas.

Actualmente la única prueba válida para detectar y prevenir problemas cardiacos son los análisis genéticos y sólo hay un club en España que someta a todos los jugadores, tanto a los profesionales como a los chavales de las categorías inferiores a esos exámenes que detectan alteraciones en el ADN. Es el Atlético de Madrid.

El resto, algunos con presupuestos y contratos multimillonarios aún no se han decidido a instaurar las pruebas genéticas como método diagnóstico precoz. Es decir, que miles de niños de categorías inferiores de clubes importantes están expuestos a sufrir una muerta súbita en cualquier partido y en cualquier campo. ¿Por qué no los hacen? Por dinero.  Según fuentes médicas, el coste de una prueba genética individual, fuera de algún convenio o protocolo, ronda los 1.500 euros.

Hace tres años, la Liga de Futbol Profesional y la Asociación de Médicos de clubes de fútbol firmaron un convenio por el cual se realizan exhaustivas pruebas radiológicas a los futbolistas de Primera y Segunda división. El problema es, según el presidente de los médicos de los clubes y jefe de los servicios médicos del Castellón, Dr. César Cobian que "no existe un reglamento a nivel federativo que obligue a los clubes a realizar todas esas pruebas. Nosotros las hacemos a nivel profesional por el convenio que firmamos con la Liga, pero ni en Segunda B, ni en Tercera ni mucho menos en el fútbol base se realizan. Es una cuestión de dinero. Las pruebas son caras y los más modestos no tienen medios. Ahora, los equipos importantes, aunque no todos, las hacen también en las categorías inferiores".

El mundo del fútbol está siendo el más castigado por las muertes súbitas y se han puesto en marcha protocolos y programas para detectar los casos con la máxima antelación. Uno de los pioneros es el que lleva el Dr. Antonio López Farré, jefe de la Unidad de Investigación Cardiovascular del Hospital Clínico San Carlos de Madrid. Con la Fundación BBVA y el propio hospital están realizando el estudio "Análisis genético de las patologías cardiovasculares asociadas a la muerte súbita cardiaca en el deporte en población joven". Las cifras escupen unas 60 muertes al año entre deportistas por muerta súbita. Otro programa es el que se ha firmado este lunes por la Comunidad de Madrid y el COE para el  'Estudio y Detección de Alteraciones Genéticas Cardiovasculares en deportistas de alto nivel'. Este convenio permitirá a todos los deportistas de alto nivel que necesiten realizar un test genético cardiovascular realizarlo en el Hospital San Carlos.

Los futbolistas pasan anualmente pruebas cardiacas que son las que dicta el protocolo de la de la Asociación de Médicos de clubes de Fútbol (www.Aemef.org). En lo que se refiere a la exploración cardiovascular es obligatorio someterlos a un electrocardiograma en reposo y un ecocardiograma que según la propia Asociación considera "imprescindible" para descartar "patologías cardiacas como la miocardiopatía hipertrófica" principal causa de la muerte súbita. La FIFA también exige para sus competiciones tener un amplio examen médico de todos los futbolistas. Por ejemplo, para el próximo mundial de Sudáfrica los servicios médicos deberán enviar a FIFA las pruebas de todos los seleccionados.

El complejo caso de Rubén de la Red

Rubén de la Red es uno de los casos más difíciles con los que se ha encontrado la medicina deportiva. Después de numerosas pruebas aún no le han detectado porqué se produjo el síncope que le hizo perder el conocimiento en Irún. Ha pasado más de un año y aunque parezca  una contradicción los servicios médicos 'prefieren' encontrar alguna anomalía en su organismo que pueda ser tratada antes que no averiguar nada y que no aparezca ningún dato esclarecedor en las pruebas. El motivo es muy claro. Cualquier cosa relevante que aparezca en los exámenes puede ser diagnosticada, tratada y permitir que el futbolista siga con su actividad. Pero en el caso contrario, si las pruebas no desvelan nada, ¿quién se arriesga a que vuelva a jugar y le suceda algo?

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