El penalti es uno de los mayores retos para un portero. Es difícil ver especialistas a la hora de desviar estos lanzamientos desde los 11 metros. Lo más raro de ver, es que un jugador se convierta en el héroe de un partido al parar esta pena máxima. Eso es lo que pasó en Irlanda en el partido que enfrentó al Linfield y al Glenavon.
Corría el minuto 56, el portero local, Reece Glendinning, cometió un clamoroso penalti al derribar a un rival. El colegiado le expulsó sin dudarlo. El entrenador ya había hecho los tres cambios y tuvo que elegir a uno de los jugadores de campo como portero para el resto del partido.
Mark Haughey fue el elegido, y no lo hizo nada mal. Contra todo pronóstico, el central acertó la dirección del penalti, que no fue chutado ni con demasiada fuerza, ni con buena dirección. A pesar de ello, a 10 minutos de la conclusión, hubo otro penalti y esta vez no tuvo tanta suerte. El partido terminó a uno.
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